INTRODUCCIÓN:
En una época en la que todos opinan sobre todo y la verdad parece fragmentarse en mil voces, el cristiano se enfrenta a una pregunta crucial: ¿Estoy realmente escuchando a Dios cuando leo la Biblia, o solo me estoy escuchando a mí mismo?
Leer la Sagrada Escritura no es un acto neutral. Nuestra formación, nuestras heridas, nuestras pasiones, incluso nuestras ideologías pueden filtrar lo que creemos entender. Aquí es donde entran dos términos fundamentales para cualquier creyente serio: exégesis y eiségesis.
Este artículo no es solo una lección teológica, sino una guía espiritual viva para ayudarte a acercarte a la Palabra de Dios con reverencia, inteligencia y corazón abierto. Porque leer mal la Biblia no solo nos confunde a nosotros, sino que puede desfigurar el rostro del mismo Cristo.
1. ¿Qué significan “exégesis” y “eiségesis”?
Ambas palabras tienen raíces griegas y se refieren a formas de interpretar un texto, especialmente la Biblia:
- Exégesis (ἐξήγησις) significa literalmente «sacar fuera». Se trata de extraer el sentido del texto mismo, respetando su contexto histórico, cultural, literario y teológico. Es el camino del discípulo humilde que se pone a la escucha.
- Eiségesis (εἰσήγησις) significa «introducir en». Es cuando el lector proyecta sus ideas, emociones o intereses sobre el texto, torciendo su sentido original. Es el camino del lector que no busca ser enseñado, sino confirmado.
En palabras simples: la exégesis busca lo que Dios dice; la eiségesis, lo que yo quiero que diga.
2. Un poco de historia: ¿cómo interpretaba la Iglesia la Biblia?
Desde sus orígenes, la Iglesia ha comprendido que la Escritura debe leerse dentro de la Tradición viva y en comunión con la fe de la Iglesia. Algunos momentos clave:
- Padres de la Iglesia (ss. II–V): figuras como San Agustín, San Jerónimo o Orígenes desarrollaron lecturas profundamente espirituales, pero siempre desde la fe eclesial. Para ellos, la Escritura tenía múltiples sentidos (literal, alegórico, moral, anagógico), pero nunca arbitrarios.
- Edad Media: los grandes teólogos (como Santo Tomás de Aquino) profundizaron en la armonía entre razón y fe. La exégesis escolástica se convirtió en arte teológico y camino espiritual.
- Concilio de Trento (s. XVI): frente a la libre interpretación protestante, la Iglesia reafirmó que la Biblia debía leerse bajo la guía del Magisterio, para evitar errores y divisiones.
- Concilio Vaticano II (s. XX): en Dei Verbum, se insiste en que la Sagrada Escritura debe leerse teniendo en cuenta tres criterios:
- La unidad de toda la Escritura.
- La Tradición viva de la Iglesia.
- La analogía de la fe.
3. ¿Por qué es tan importante hoy distinguir entre exégesis y eiségesis?
Vivimos en la era del “yo”: yo interpreto, yo creo, yo siento que Dios me dice…. Sin darnos cuenta, convertimos la Biblia en un espejo en vez de una ventana. Pero si proyectamos nuestras ideas sobre el texto, corremos un riesgo gravísimo: hacernos un dios a nuestra imagen y semejanza.
Como advierte San Pablo:
“Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones” (2 Timoteo 4,3).
Muchos hoy utilizan la Biblia para justificar ideologías, validar pecados, o incluso negar verdades reveladas. Esta es la eiségesis en su forma más peligrosa: usar la Palabra de Dios contra Dios mismo.
4. Cómo hacer exégesis: una guía práctica, teológica y pastoral
Aquí tienes una guía paso a paso para leer la Biblia como verdadero discípulo, con humildad, inteligencia y amor.
Paso 1: Oración y disposición del corazón
Antes de abrir la Biblia, ora. Pide al Espíritu Santo que ilumine tu mente y disponga tu corazón.
“Señor, que no busque lo que quiero oír, sino lo que Tú quieres decir.”
Paso 2: Leer el texto en su contexto
No saques frases sueltas. Lee lo que viene antes y después, y trata de entender:
- ¿A quién se dirige?
- ¿Cuál es la situación histórica?
- ¿Qué tipo de texto es (poesía, ley, evangelio, profecía, parábola)?
Esto se llama sentido literal, y es el fundamento de toda interpretación.
Paso 3: Estudiar con buenos recursos
No interpretes por tu cuenta. Usa:
- Biblias con notas aprobadas por la Iglesia.
- Comentarios de santos, Padres de la Iglesia, y teólogos fieles al Magisterio.
- El Catecismo de la Iglesia Católica.
Paso 4: Leer en la Tradición
Pregúntate: ¿cómo ha entendido este pasaje la Iglesia a lo largo de los siglos?
Evita lecturas «novedosas» que contradigan lo que siempre se ha creído.
Paso 5: Aplicar a tu vida (sin deformar el texto)
Una vez entendido el sentido, ahora sí: hazlo vida. Pregúntate:
- ¿Qué me enseña sobre Dios?
- ¿Qué me revela sobre mí mismo?
- ¿Qué debo cambiar, corregir o agradecer?
No adaptes la Biblia a tu vida. Adapta tu vida a la Biblia.
5. ¿Y si ya he caído en eiségesis sin saberlo?
No te condenes. Todos lo hacemos en algún momento. La buena noticia es que podemos rectificar. La humildad de decir: “me equivoqué” es ya un acto de exégesis, porque te dispones a dejar que la Palabra te enseñe.
Revisa tus lecturas. Pregúntate:
- ¿Estoy forzando este texto para que diga lo que quiero?
- ¿Estoy evitando lo que me incomoda?
- ¿Estoy leyendo para encontrarme con Dios, o solo para tener razón?
Si respondes con sinceridad, estás en el camino correcto.
6. Claves para no caer en la eiségesis moderna
- No uses la Biblia como arma ideológica.
- No ignores pasajes difíciles.
- No cites fuera de contexto para justificarte.
- No sustituyas la Iglesia por Google.
- No pongas tu experiencia por encima del texto.
7. Un ejemplo concreto: “No juzguéis” (Mt 7,1)
Cuántas veces hemos oído este versículo usado para justificar el relativismo moral. Pero si leemos el contexto completo, Jesús no está diciendo que no juzguemos el mal, sino que no seamos hipócritas ni condenemos sin misericordia.
Exégesis: “No juzguéis temerariamente; usa discernimiento con caridad.”
Eiségesis: “Nadie puede decirme que algo está mal.”
Una sola frase mal entendida puede llevar a una cultura entera a justificar el pecado. Así de importante es interpretar bien.
8. Aplicación pastoral: ¿cómo enseñar esto en familia, grupos o parroquia?
- Formación bíblica regular con guías católicas fieles.
- Espacios de oración con la Palabra (Lectio Divina).
- Talleres de interpretación bíblica accesibles.
- Evitar la improvisación o subjetividad excesiva en homilías o catequesis.
- Animar a la lectura personal acompañada por buenos comentarios.
La Biblia debe ser leída, rezada, estudiada y vivida, no improvisada o manipulada.
CONCLUSIÓN: Que Dios sea quien hable
Volver a la exégesis es volver a la Palabra como Palabra viva, no como eco de nuestras ideas. Es dejar que Dios sea Dios, y nosotros discípulos.
La Biblia no necesita ser reinterpretada para adaptarse al mundo. El mundo necesita ser transformado por la Palabra eterna de Dios.
Termino con esta cita del Salmo:
“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero” (Salmo 119,105).
No seas tú quien apague esa lámpara con tus sombras.
Deja que la Biblia te lea a ti, antes de que tú la leas a ella.