Imagina que es la madrugada de un domingo en Jerusalén, hace casi dos mil años. Un grupo de mujeres camina con el corazón destrozado hacia la tumba de su Maestro. Pero al llegar, la piedra está removida, la tumba vacía, y un ángel les anuncia la noticia más asombrosa de la historia: «No está aquí, ha resucitado» (Mt 28,6).
Este acontecimiento transformó el mundo. La Resurrección de Cristo no solo venció la muerte, sino que también dio origen a un grito de victoria que resonaría por los siglos: «¡Christus Resurrexit!» (¡Cristo ha resucitado!).
Pero, si esta era la proclamación de los primeros cristianos, ¿por qué hoy decimos simplemente «Feliz Pascua»? ¿Hemos perdido algo esencial en nuestra forma de celebrar la Resurrección? Acompáñame en este viaje al pasado para descubrir el profundo significado de este saludo original y por qué deberíamos recuperarlo.
1. El saludo pascual en la Iglesia primitiva
Los primeros cristianos no se limitaban a celebrar la Pascua como un evento anual. Para ellos, la Resurrección era el núcleo de su fe, el acontecimiento que lo cambiaba todo. San Pablo lo expresa con una claridad contundente:
«Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana es también vuestra fe» (1 Cor 15,14).
Los cristianos del siglo I no se felicitaban con un genérico «Feliz Pascua», sino que proclamaban con fervor: «¡Christus Resurrexit!», a lo que el interlocutor respondía: «¡Vere Resurrexit!» (¡Verdaderamente ha resucitado!).
Este saludo no era una simple costumbre, sino una auténtica proclamación de fe. No se trataba solo de recordar un evento pasado, sino de proclamar que Cristo sigue vivo y presente en la vida de los creyentes.
Un saludo nacido en la persecución
En los primeros siglos, ser cristiano significaba poner en riesgo la vida. Confesar la Resurrección no era una simple tradición, sino un acto de valentía. Cuando los cristianos se encontraban, este saludo era un código secreto y, al mismo tiempo, una reafirmación de su esperanza en Cristo.
Incluso en las catacumbas de Roma, donde se refugiaban de la persecución, se han encontrado inscripciones con este saludo. No era un mero formalismo: era una proclamación de victoria en medio del sufrimiento.
2. ¿Qué significa realmente proclamar «¡Christus Resurrexit!»?
En la actualidad, cuando decimos «Feliz Pascua», lo hacemos con buena intención, pero sin la fuerza teológica del saludo original. Decir «¡Cristo ha resucitado!» no es solo un recuerdo histórico, sino una declaración de fe con implicaciones profundas:
1. Es un grito de victoria sobre la muerte
El miedo a la muerte ha acompañado a la humanidad desde el principio. Pero con la Resurrección de Cristo, la muerte ha sido derrotada. Proclamar «¡Christus Resurrexit!» es recordar que la muerte no tiene la última palabra:
«Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá» (Jn 11,25).
2. Es un compromiso con la vida nueva en Cristo
No se trata solo de celebrar la Resurrección de Cristo, sino de participar en ella. San Pablo nos recuerda:
«Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba» (Col 3,1).
Proclamar «¡Christus Resurrexit!» significa reconocer que estamos llamados a vivir como resucitados, abandonando el pecado y abrazando la vida nueva en Cristo.
3. Es un testimonio de esperanza en un mundo desesperado
Vivimos en tiempos de crisis, miedo e incertidumbre. ¿Qué mejor mensaje que el de la Resurrección? En un mundo que a menudo parece dominado por la oscuridad, los cristianos estamos llamados a ser testigos de la esperanza.
San Juan Pablo II lo expresó maravillosamente:
«No tengáis miedo. Abrid, más aún, abrid de par en par las puertas a Cristo».
Proclamar «¡Christus Resurrexit!» es recordar que, pase lo que pase, Cristo ha vencido y sigue reinando.
3. ¿Cómo podemos recuperar el saludo pascual original hoy?
Quizá parezca extraño decir «¡Cristo ha resucitado!» en lugar de «Feliz Pascua». Pero si los primeros cristianos lo hicieron en medio de persecuciones, ¿por qué nosotros no habríamos de hacerlo en nuestra vida diaria?
Aquí algunas formas de recuperar esta tradición:
1. Saluda con «¡Cristo ha resucitado!» en vez de «Feliz Pascua»
Cuando veas a amigos o familiares en Pascua, en lugar del habitual «Feliz Pascua», proclama con alegría: «¡Cristo ha resucitado!». Tal vez sorprendas a algunos, pero estarás proclamando el corazón de nuestra fe.
2. Enséñalo a tus hijos y comunidad
Muchos niños y jóvenes apenas conocen el significado profundo de la Pascua. Inculcar este saludo en la familia y en la comunidad es una forma sencilla de evangelizar.
3. Úsalo en redes sociales y mensajes
En lugar de una simple felicitación, publica o envía mensajes diciendo «¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!». No tengas miedo de dar testimonio.
4. Vívelo cada día
Más que solo decirlo, estamos llamados a vivir como resucitados. Cada vez que proclamamos la Resurrección, renovamos nuestro compromiso de vivir con fe, esperanza y caridad.
Conclusión: Un grito que transforma vidas
Cuando los primeros cristianos decían «¡Christus Resurrexit!», lo hacían con la convicción de que Cristo estaba vivo y que Su victoria sobre la muerte cambiaba todo. No era una simple fórmula: era la proclamación de la noticia más importante de la historia.
Hoy, en medio de un mundo que necesita urgentemente esperanza, recuperar este saludo es más que un gesto simbólico: es una forma de anunciar el Evangelio con la misma fuerza con la que lo hicieron los primeros cristianos.
Así que este año, cuando llegue la Pascua, no te conformes con un simple «Feliz Pascua». Atrévete a proclamar con alegría:
¡Christus Resurrexit!
Y si alguien te mira extrañado, simplemente responde con la verdad más hermosa que jamás se haya anunciado:
¡Vere Resurrexit!