Introducción: Una frase que rasga el cielo
«Todo está consumado» (Jn 19,30).
Tres palabras pronunciadas desde la cruz.
Tres palabras que resuenan en lo más profundo de la historia de la humanidad.
Tres palabras que resumen toda la misión de Cristo.
Jesús, clavado en la cruz, agonizante, traicionado, humillado, despreciado… y sin embargo, vencedor. En ese instante final de su vida terrena, con un grito que rasgó no solo el velo del Templo, sino también las tinieblas del pecado, el Hijo de Dios proclama: «Todo está consumado».
Pero ¿qué quiso decir con esto? ¿Qué se ha consumado? ¿Por qué esta frase sigue siendo actual y transformadora? En este artículo, te invito a sumergirte conmigo en el misterio más profundo de nuestra fe: el misterio de la redención. Vamos a explorar el origen de esta expresión, su trasfondo bíblico y litúrgico, su dimensión teológica y su fuerza pastoral para la vida cotidiana.
I. ¿Qué significa “Todo está consumado”?
La expresión original griega es τετέλεσται (tetélestai), un término que no solo indica que algo ha terminado, sino que ha sido llevado a su cumplimiento, a su perfección. No se trata de un suspiro de derrota, sino de un grito de victoria. Jesús no dice «todo ha fracasado», sino: «la misión que me fue encomendada por el Padre, la he cumplido hasta el final».
Un grito de cumplimiento
Tetélestai era una palabra usada en diversos contextos en el mundo grecorromano:
- En lo comercial, para indicar que una deuda había sido saldada.
- En lo religioso, al finalizar un sacrificio aceptado.
- En lo militar, como señal de victoria tras una batalla final.
- En el arte, para decir que una obra había sido terminada y no necesitaba añadidura.
En la cruz, todos esos sentidos convergen:
Jesús ha pagado nuestra deuda, ha ofrecido el sacrificio perfecto, ha vencido la batalla contra el pecado y ha culminado la gran obra del amor redentor.
II. Origen y contexto bíblico
La frase «Todo está consumado» aparece exclusivamente en el Evangelio según san Juan, quien subraya fuertemente la divinidad de Jesús y su control soberano sobre los acontecimientos de la Pasión.
San Juan escribe:
«Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un recipiente lleno de vinagre. Empaparon una esponja en el vinagre, la sujetaron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: “Todo está consumado”. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.» (Jn 19,28-30)
Aquí hay un eco profundo del Salmo 22, que comienza con el grito: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” y termina con una expresión muy cercana a «todo está cumplido». Jesús cita este salmo no solo para expresar su angustia, sino también para revelar que todo estaba ocurriendo según el plan divino.
III. Significado teológico profundo
1. La consumación del sacrificio
En el Antiguo Testamento, los sacrificios del Templo eran provisionales, imperfectos. Cada año el sumo sacerdote debía ofrecer sangre por los pecados del pueblo. Pero en la cruz, Cristo se ofrece una sola vez y para siempre (Hb 9,12), como Cordero sin mancha, llevando a plenitud lo que los sacrificios antiguos solo prefiguraban.
“Con una sola oblación ha perfeccionado para siempre a los que son santificados.” (Hb 10,14)
2. La obediencia total al Padre
Jesús no vino a hacer su propia voluntad, sino la del Padre (cf. Jn 6,38). Su vida entera fue una ofrenda de obediencia, y esa obediencia llega a su punto culminante en la cruz. Allí, con dolor y libertad, Jesús entrega su vida hasta el final.
La obediencia no es sumisión ciega, sino acto de amor. En la cruz se revela que obedecer a Dios es confiar plenamente en su amor, incluso en la oscuridad.
3. La victoria sobre el pecado y la muerte
«Todo está consumado» significa que el pecado ha sido vencido, que la humanidad ha sido reconciliada con Dios. La muerte ha sido transformada desde dentro. Ya no tiene la última palabra.
IV. Una frase con fuerza pastoral para hoy
1. Para los que sienten que todo está perdido
¿Alguna vez has sentido que ya no puedes más? ¿Que todo se derrumba? Jesús también. Pero no se rindió. En la cruz, incluso en el abandono, confió en que todo tenía un sentido. Y lo proclamó: «Todo está consumado».
Es una palabra para los que sufren, para los enfermos, para los que se sienten derrotados. Jesús no evitó la cruz: la abrazó, la vivió, la redimió. Y tú, al unir tu dolor al suyo, puedes hacer que tu sufrimiento también tenga sentido redentor.
2. Para los que buscan un sentido a la vida
Muchos hoy viven sin propósito, sin dirección. Pero Jesús nos muestra que hay una misión para cada uno, una vocación, un llamado. Vivir como Él vivió es descubrir que nuestra vida tiene un fin: amar hasta el extremo. Esa es la plenitud. Eso es «consumar» nuestra existencia.
3. Para los que temen la muerte
Cristo ha entrado en la muerte para transformarla. Ya no es un abismo oscuro, sino una puerta hacia la vida eterna. “Todo está consumado” es también un grito de esperanza: la muerte no tiene la última palabra. Cristo la ha vencido.
V. La liturgia y la tradición: recordando lo consumado
Cada vez que celebramos la Eucaristía, actualizamos sacramentalmente el sacrificio de la cruz. El «todo está consumado» de Cristo se hace presente en cada misa.
En el Viernes Santo, esta frase ocupa un lugar central. El altar desnudo, la lectura de la Pasión, la adoración de la cruz… todo nos remite a ese momento decisivo. Pero no como una derrota, sino como la hora gloriosa de Cristo.
Los Padres de la Iglesia vieron en estas palabras la consumación de toda la economía de la salvación. San Agustín decía: “Lo que estaba anunciado por los profetas, lo que fue prefigurado en los sacrificios, lo que esperaban los justos, ahora se ha cumplido”.
VI. ¿Y ahora qué? Vivir como quien ha sido redimido
“Todo está consumado” no es solo una frase para contemplar, es un llamado a vivir de otro modo:
- Con gratitud: Porque hemos sido amados hasta el extremo.
- Con confianza: Porque aun en el dolor, Dios tiene un plan.
- Con misión: Porque tenemos también algo que “consumar” en esta vida: nuestro llamado a la santidad.
Cristo ha hecho su parte. Ahora nos toca a nosotros responder con fe, con obras, con entrega.
Conclusión: El eco que no cesa
Aquel grito desde el Gólgota no fue un susurro agónico, sino el eco eterno del amor divino. “Todo está consumado” no es el final de una tragedia, sino el inicio de una nueva creación. El pecado ha sido perdonado, el velo ha sido rasgado, el cielo está abierto.
Hoy, en medio de tantas crisis, confusiones y sufrimientos, necesitamos escuchar de nuevo esa voz:
Cristo ya ha vencido. Ya está consumado.
Lo que nos toca ahora es vivir como hijos redimidos, con la cruz a cuestas, pero con los ojos puestos en la victoria.
¿Quieres vivir también tú esa plenitud?
¿Quieres que tu vida también tenga un “todo está consumado”?
Entonces ama como Cristo, lucha como Cristo, entrégate como Cristo.
Y un día, cuando llegue tu hora, podrás también decir con paz y confianza:
Padre, misión cumplida. Todo está consumado.