En un mundo donde la búsqueda de la verdad espiritual es más urgente que nunca, es fundamental discernir entre las enseñanzas que edifican la fe y aquellas que, aunque bien intencionadas, pueden alejarnos de la plenitud de la revelación divina. Los Testigos de Jehová son uno de los grupos religiosos más reconocidos y activos en la actualidad, pero su interpretación de la Biblia y sus doctrinas distan significativamente de la fe católica tradicional. Este artículo busca ofrecer una mirada profunda, educativa y apologética sobre este movimiento, desmontando sus fundamentos teológicos y contrastándolos con la riqueza de la tradición católica.
Origen e historia de los Testigos de Jehová
Los Testigos de Jehová tienen sus raíces en el siglo XIX, en un contexto de fervor religioso y búsqueda de reformas dentro del cristianismo. Su fundador, Charles Taze Russell (1852-1916), un comerciante estadounidense, comenzó a cuestionar las doctrinas tradicionales cristianas, especialmente las relacionadas con la Trinidad, la inmortalidad del alma y el infierno. Russell fundó el movimiento conocido originalmente como «Estudiantes de la Biblia», que más tarde evolucionaría en lo que hoy conocemos como los Testigos de Jehová.
Tras la muerte de Russell, Joseph Franklin Rutherford tomó las riendas del movimiento y lo reorganizó, dándole un carácter más estructurado y proselitista. Fue bajo su liderazgo que se adoptó el nombre «Testigos de Jehová» en 1931, basándose en una interpretación particular de Isaías 43:10: «Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí». Rutherford también introdujo cambios doctrinales significativos, como la negación de la divinidad de Cristo y la promoción de un enfoque exclusivista sobre el nombre «Jehová» como único nombre válido para Dios.
Doctrinas clave de los Testigos de Jehová
- La negación de la Trinidad: Los Testigos de Jehová rechazan la doctrina de la Trinidad, afirmando que es una invención posterior al Nuevo Testamento. En su lugar, enseñan que Jehová es el único Dios verdadero, que Jesús es un ser creado (el arcángel Miguel) y que el Espíritu Santo no es una persona, sino una fuerza activa de Dios.Desde la perspectiva católica, esta negación contradice claramente las enseñanzas bíblicas y la tradición apostólica. Jesús afirmó: «Yo y el Padre somos uno» (Juan 10:30), y el Concilio de Nicea (325 d.C.) definió dogmáticamente la naturaleza divina de Cristo. Además, el Espíritu Santo es revelado como una persona distinta en pasajes como Juan 14:26: «Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas».
- La inmortalidad del alma y el infierno: Los Testigos de Jehová enseñan que el alma deja de existir después de la muerte y que el infierno no es un lugar de castigo eterno, sino simplemente la tumba común de la humanidad. Esta visión se basa en una interpretación literalista de ciertos pasajes bíblicos, como Eclesiastés 9:5: «Porque los vivos saben que han de morir; pero los muertos nada saben».Sin embargo, la Iglesia Católica, basándose en la revelación bíblica y la tradición, enseña que el alma es inmortal y que, tras la muerte, cada persona enfrenta un juicio particular. Jesús habló claramente del infierno como un lugar de castigo eterno (Mateo 25:46), y la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16:19-31) muestra que los muertos tienen conciencia.
- El rechazo de la transfusión de sangre: Los Testigos de Jehová prohíben las transfusiones de sangre basándose en una interpretación estricta de pasajes como Hechos 15:20, donde se menciona abstenerse de la sangre. Esta doctrina ha generado controversia y dificultades médicas para sus seguidores.La Iglesia Católica, por otro lado, valora la vida como un don sagrado y permite las transfusiones de sangre, interpretando estos pasajes en su contexto histórico y cultural, no como una prohibición médica absoluta.
El estado actual de los Testigos de Jehová
Hoy en día, los Testigos de Jehová son un movimiento global con millones de miembros en todo el mundo. Su enfoque en el proselitismo puerta a puerta y su rechazo a muchas prácticas sociales y políticas (como el servicio militar y la celebración de cumpleaños) los distingue de otras confesiones cristianas. Sin embargo, su estructura jerárquica y su control sobre la vida de sus miembros han sido objeto de críticas, especialmente en casos de expulsión (o «desasociación»), que pueden llevar a la ruptura de relaciones familiares y sociales.
Además, su insistencia en que el fin del mundo es inminente ha llevado a predicciones fallidas en el pasado, lo que ha generado escepticismo incluso entre algunos de sus seguidores. A pesar de esto, su mensaje de un futuro paradisíaco en la Tierra sigue atrayendo a muchas personas en busca de esperanza y certeza.
Una respuesta católica tradicional
Frente a las doctrinas de los Testigos de Jehová, la Iglesia Católica ofrece una visión más profunda y equilibrada de la fe cristiana. La Trinidad, lejos de ser una invención, es el corazón mismo del misterio de Dios, revelado plenamente en Jesucristo. Como dijo San Agustín: «Si no crees, no entenderás». La fe católica nos invita a adentrarnos en este misterio con humildad y confianza.
Además, la Iglesia Católica enfatiza la importancia de la Tradición junto con la Escritura. Como escribió San Pablo: «Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta» (2 Tesalonicenses 2:15). Los Testigos de Jehová, al rechazar la Tradición, pierden de vista la riqueza de la interpretación bíblica que ha guiado a la Iglesia durante dos milenios.
Conclusión: Una invitación a la plenitud de la fe
Desmontar las doctrinas de los Testigos de Jehová no es un ejercicio de confrontación, sino una invitación a descubrir la belleza y la verdad de la fe católica. En un mundo lleno de incertidumbre, la Iglesia ofrece un ancla segura en la revelación de Dios, transmitida fielmente a través de los siglos.
Si alguna vez te has encontrado con los Testigos de Jehová o has tenido dudas sobre sus enseñanzas, recuerda que la verdad no se impone, sino que se propone con amor y claridad. Como dijo Jesús: «La verdad os hará libres» (Juan 8:32). Que este artículo sirva de guía para profundizar en tu fe y compartirla con otros, siempre con caridad y respeto.
En la riqueza de la tradición católica, encontramos no solo respuestas, sino un camino hacia la plenitud de la vida en Cristo. Que María, Madre de la Iglesia, nos guíe en este camino de fe y unidad. Amén.