«No estéis tristes, pues el gozo del Señor es vuestra fortaleza» (Nehemías 8,10). En la historia de la Iglesia, pocos fenómenos son tan conmovedores y poderosos como la conversión: ese momento en que el alma, tocada por la gracia, se vuelve hacia Dios con un amor ardiente. Los conversos, aquellos que …
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