“Quod semper, quod ubique, quod ab omnibus”: La brújula eterna de la fe católica

Vivimos en tiempos de confusión. La fe católica, que durante siglos fue luz firme en medio de las tinieblas, hoy se ve sacudida por corrientes contradictorias, modas espirituales y mensajes ambiguos que parecen diluir el Evangelio en opiniones humanas. Ante este panorama, surge una pregunta urgente: ¿cómo saber qué creer, cómo mantenerse fiel a Cristo en un mundo que cambia tan rápido?

La respuesta no es nueva. Nos la dio la Sagrada Tradición, esa transmisión viva de la fe apostólica que nos recuerda qué debemos creer “quod semper, quod ubique, quod ab omnibus”: “lo que siempre, en todas partes y por todos ha sido creído”.

Esta fórmula, atribuida a San Vicente de Lerins (siglo V), es un verdadero “GPS espiritual”. Marca el criterio seguro de la ortodoxia frente a novedades engañosas. Y hoy, más que nunca, necesitamos volver a ella.


1. Origen de la expresión: San Vicente de Lerins

San Vicente, monje del sur de Francia, vivió en una época de intensas herejías. Arrianos, nestorianos y pelagianos confundían a los fieles con interpretaciones erróneas de la fe. Para ofrecer un criterio claro, escribió el Commonitorium, donde propone esta regla de oro:

  • “Semper” (Siempre): La fe verdadera no cambia con las modas ni con los siglos. Lo que fue verdad en el año 33, sigue siendo verdad en 2025.
  • “Ubique” (En todas partes): La fe es universal, no propiedad de un grupo cerrado o de una corriente ideológica.
  • “Ab omnibus” (Por todos): No depende de un iluminado particular, sino de lo que la Iglesia ha recibido, custodiado y profesado en comunión.

De este modo, San Vicente estableció un criterio que no es rígido ni arqueológico, sino profundamente católico, porque custodia la verdad viva frente a distorsiones.


2. La Sagrada Tradición: más que costumbres

Cuando hablamos de Tradición, no hablamos de simples prácticas culturales o devociones populares —aunque estas sean valiosas—. Hablamos de la transmisión viva de la fe apostólica bajo la guía del Espíritu Santo.

San Pablo lo recuerda con claridad:

“Así que, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que aprendisteis de nosotros, ya de viva voz ya por carta nuestra.” (2 Tesalonicenses 2,15).

La Tradición no es un “museo” de cosas viejas. Es la vida misma de la Iglesia que, generación tras generación, transmite intacta la enseñanza de Cristo y los apóstoles. La Escritura y la Tradición no se oponen: son dos corrientes de una misma fuente que es la Revelación divina.


3. Relevancia teológica hoy

Hoy se habla mucho de “adaptar la fe a los tiempos”, “reinterpretar el Evangelio” o “modernizar la Iglesia”. Pero la pregunta que todo católico debe hacerse es: ¿esa novedad corresponde a lo que la Iglesia siempre, en todas partes y por todos ha creído?

  • Si una enseñanza contradice el depósito de la fe, no puede ser auténticamente católica.
  • Si una práctica litúrgica borra el sentido de lo sagrado y lo sustituye por banalidad, no viene de la Tradición viva.
  • Si un discurso moral flexibiliza lo que Cristo enseñó con claridad (como la indisolubilidad del matrimonio o el valor de la vida), no es fidelidad, sino traición.

La Tradición no es enemiga del progreso, sino su verdadero filtro: ayuda a discernir qué es legítima profundización de la fe y qué es simple novedad pasajera.


4. Aplicaciones prácticas en la vida diaria

¿Cómo puede un católico de hoy, en medio del ruido y la confusión, aplicar el principio de San Vicente de Lerins? Aquí te propongo una guía práctica teológica y pastoral:

a) Formación sólida

  • Lee el Catecismo de la Iglesia Católica y el Catecismo Romano (Tridentino): son la síntesis segura de lo que la Iglesia cree.
  • Familiarízate con los Padres de la Iglesia: lo que ellos enseñaban en los primeros siglos es garantía de ortodoxia.

b) Discernimiento espiritual

  • Pregúntate ante una enseñanza nueva:
    • ¿Esto lo ha creído siempre la Iglesia?
    • ¿Es algo universal o solo un grupo minoritario lo promueve?
    • ¿Se conecta con la fe de todos los santos, mártires y doctores, o rompe con ella?

c) Vida sacramental

  • La liturgia tradicional (en latín o en lenguas vernáculas fielmente traducidas) encarna de modo privilegiado la regla “quod semper”.
  • Valora los sacramentos no como actos sociales, sino como encuentros con Cristo según la forma en que la Iglesia siempre los ha celebrado.

d) Testimonio en el mundo

  • En tu trabajo, familia y vida pública, no adaptes tu fe al relativismo. Sé coherente, incluso si te llaman “anticuado”. La verdad no caduca.
  • Recuerda: vivir según la Tradición no es estar atado al pasado, sino caminar de la mano de Cristo eterno, que es “el mismo ayer, hoy y siempre” (Hebreos 13,8).

5. El desafío actual: mantener la brújula

Hoy la tentación más grande es la confusión. Muchos católicos no saben en qué creer porque escuchan voces discordantes incluso dentro de la Iglesia. Pero ahí está la fuerza del quod semper, quod ubique, quod ab omnibus:

  • Nos libra de doctrinas de moda.
  • Nos da paz frente al relativismo.
  • Nos recuerda que no estamos solos, sino unidos a todos los cristianos que, desde los Apóstoles hasta nuestros días, han mantenido la misma fe.

Conclusión: una Tradición viva que nos salva

La Sagrada Tradición no es un lastre, es un ancla y un faro. En medio de un mar agitado, ella nos recuerda qué creer y cómo vivir para ser fieles a Cristo.

El lema de San Vicente de Lerins no es solo para teólogos: es para ti, para tu familia, para tu vida espiritual cotidiana. Te invita a ser guardián de la fe, a transmitirla íntegra, a no dejarte arrastrar por novedades que pasan como humo.

Al final, lo único que nos salvará será haber perseverado en la fe de siempre, la que se ha creído en todas partes y por todos. Porque esa fe es la de la Iglesia, y la Iglesia es la Esposa fiel de Cristo.


👉 Guía final para el lector:

  1. Lee la Escritura con los ojos de la Tradición.
  2. Busca en los Padres y Doctores de la Iglesia el eco de la fe verdadera.
  3. Ama la liturgia como herencia sagrada.
  4. Defiende la moral cristiana con valentía.
  5. Transmite a tus hijos y nietos la fe sin edulcorarla ni rebajarla.

Solo así, cuando llegue la hora de dar cuentas ante Dios, podremos decir con humildad y confianza: “He guardado la fe” (2 Timoteo 4,7).

Acerca de catholicus

Pater noster, qui es in cælis: sanc­ti­ficétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in ten­ta­tiónem; sed líbera nos a malo. Amen.

Ver también

El tiempo no es igual: El secreto del Año Litúrgico que transforma calendarios en caminos de fe

“Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hebreos 13,8) 📜 Introducción: Más allá del …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: catholicus.eu