Introducción
La Semana Santa, centro de la fe católica, conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Pero, ¿cómo surgió esta celebración? ¿Fue una creación espontánea de la Iglesia o tiene raíces más profundas? Lejos de ser una simple adaptación de fiestas paganas —como algunos afirman erróneamente—, la Semana Santa hunde sus raíces en la tradición judía, los escritos apostólicos y las revelaciones divinas que la Iglesia primitiva custodió con celo.
1. La Pascua judía y el cumplimiento en Cristo
El origen inmediato de la Semana Santa se encuentra en la Pascua judía (Pésaj), que conmemora la liberación de Israel de Egipto (Éxodo 12). Jesucristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), eligió precisamente esta festividad para ofrecerse en sacrificio.
- La Última Cena fue un seder pascual: Jesús no abolió la Pascua, sino que la transformó en la Eucaristía, instituyendo el sacerdocio y el mandamiento del amor.
- San Pablo lo confirma: «Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado» (1 Corintios 5:7).
2. La celebración en la Iglesia primitiva
Desde el siglo I, los cristianos —muchos de ellos judíos convertidos— continuaron celebrando la Pascua, pero con un nuevo sentido: Cristo era el verdadero Cordero.
- Los Padres Apostólicos (como San Ignacio de Antioquía) ya hablaban de la «Pascua del Señor».
- La controversia sobre la fecha: Algunas comunidades en Asia Menor celebraban la Pascua el 14 de Nisán (como los judíos), mientras que Roma insistía en el domingo (día de la Resurrección). El Concilio de Nicea (325 d.C.) zanjó la cuestión, estableciendo el cálculo actual.
3. ¿Hubo influencias paganas? Un mito desmentido
Algunos acusan a la Iglesia de haber «copiado» fiestas paganas (como las de Attis o Mitra), pero:
- La fecha no es coincidencia: Cristo murió durante la Pascua judía, no en una fiesta romana.
- La teología es radicalmente distinta: Los cultos paganos hablaban de mitos cíclicos; el cristianismo proclama un hecho histórico único: ¡Cristo murió y resucitó realmente!
- La Iglesia purificó costumbres, pero no las inventó: Por ejemplo, el huevo de Pascua simboliza la Resurrección (no tiene origen pagano, como a veces se dice).
4. El desarrollo litúrgico: De la vigilia a la Semana Santa actual
En los primeros siglos, la Pascua se centraba en una gran vigilia nocturna (con bautismos y la Eucaristía). Con el tiempo, se añadieron:
- El Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado de Gloria), definido por el Concilio de Trento.
- Las procesiones, que surgieron en la Edad Media para contemplar los pasos de Cristo.
- **El ayuno cuaresmal*, como preparación penitencial (desde el siglo IV).
5. Lo que la Iglesia siempre ha guardado
A pesar de cambios externos, la esencia permanece:
- La Eucaristía, instituida el Jueves Santo.
- El sacrificio redentor del Viernes Santo.
- La alegría de la Resurrección en Domingo de Pascua.
Conclusión
La Semana Santa no es una invención humana, sino un don divino, transmitido por la Iglesia con fidelidad. Como escribió San Agustín: «Nosotros celebramos la Pascua no con la vieja levadura, sino con los ázimos de la sinceridad y la verdad» (1 Cor 5:8).
¿Por qué es importante recordar esto? Porque en un mundo que relativiza la fe, conocer el origen sagrado de nuestras tradiciones fortalece la identidad católica y nos une a los mártires que dieron su vida por esta verdad.