El Salmo 22 y la Crucifixión de Jesús: Una Clave Teológica para Comprender el Misterio del Dolor Redentor

Introducción

En lo alto del Gólgota, en medio del silencio rasgado por el sufrimiento, Jesús pronuncia unas palabras que resuenan con una fuerza desconcertante:
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46; Marcos 15:34).
Estas palabras, lejos de ser una expresión de desesperanza, son en realidad la apertura del Salmo 22, un canto milenario que revela el corazón del Mesías sufriente. Este salmo no solo anticipa con asombrosa precisión la pasión de Cristo, sino que también nos ofrece una brújula espiritual para atravesar nuestros propios momentos de prueba, oscuridad y abandono.

Este artículo te llevará a un viaje profundo a través del Salmo 22, su historia, su cumplimiento en la cruz, y su significado espiritual y teológico. Lo abordaremos como guía práctica para la vida diaria, desde una perspectiva católica tradicional, sin perder de vista la cercanía, la pedagogía y la inspiración pastoral necesarias para que cualquier lector, en cualquier etapa de su fe, encuentre en estas líneas un manantial de consuelo y sentido.


I. El Salmo 22: Contexto e Historia

El Salmo 22 fue compuesto por el rey David, unos mil años antes del nacimiento de Cristo. Se trata de un salmo de lamentación, de un hombre que se siente completamente abandonado por Dios en medio de un sufrimiento atroz. Sin embargo, esta lamentación no es incrédula, sino profundamente confiada. El salmista clama desde la angustia, pero lo hace sabiendo que Dios escucha.

Desde los primeros siglos del cristianismo, los Padres de la Iglesia vieron en este salmo una profecía mesiánica directa. San Agustín, por ejemplo, decía que «David escribió como si él mismo fuera Cristo», mientras San Jerónimo lo llamó «el Evangelio de la Pasión, en forma de poema».

Veamos algunos fragmentos clave del salmo que encuentran eco en la Pasión de Jesús:

  • Todos los que me ven, se burlan de mí” (Salmo 22:7) → Cf. Mateo 27:39
  • Han horadado mis manos y mis pies” (Salmo 22:16) → Cf. Juan 20:25
  • Se reparten entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echan suertes” (Salmo 22:18) → Cf. Juan 19:23-24

Este nivel de cumplimiento literal hace del Salmo 22 un puente directo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre la esperanza mesiánica y su realización en Cristo.


II. Relevancia Teológica: El Misterio del Abandono

1. ¿Abandonó Dios realmente a su Hijo?

La frase de Jesús en la cruz ha sido fuente de perplejidad y escándalo. ¿Puede Dios abandonar a Dios? La teología católica responde con firmeza: No.

Lo que Jesús expresa no es una separación real del Padre, sino la experiencia humana del abandono, tal como lo vivieron tantos justos en la historia bíblica. Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, entra hasta lo más profundo del sufrimiento humano, incluso el de sentirse solo ante Dios, para redimirlo desde dentro.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña:

“Jesús no conoció el rechazo del Padre. Lo expresa en términos humanos, desde lo más hondo de su alma humana” (cf. CIC §603).

Este grito en la cruz es una invocación orante, no una blasfemia ni un reproche. Es una forma de acoger el Salmo 22 completo, desde el dolor hasta la esperanza, desde el lamento hasta la alabanza.


III. Estructura Espiritual del Salmo: Del Lamento a la Alabanza

Una de las maravillas del Salmo 22 es su estructura en forma de arco. Comienza en lo más hondo del sufrimiento, pero termina en una explosión de confianza y alabanza:

  • Versículos 1-21: El dolor humano, la soledad, la injusticia.
  • Versículos 22-31: El triunfo de Dios, la esperanza universal, la adoración de todos los pueblos.

Este movimiento interno nos muestra que la fe no consiste en evitar el dolor, sino en atravesarlo con sentido, hasta alcanzar la gloria que se manifiesta en la Resurrección.

En la cruz, Jesús no solo proclama el inicio del Salmo: lo vive completo. Su muerte no es la última palabra. El “¿por qué?” se transforma en “te alabaré en medio de la asamblea” (Salmo 22:22). Es el mismo dinamismo que encontramos en la liturgia del Triduo Pascual, donde el Viernes Santo prepara el camino para la Vigilia Pascual.


IV. Guía Pastoral y Espiritual: Cómo Aplicar el Salmo 22 a la Vida Diaria

1. Orar desde la oscuridad sin miedo

Muchos creyentes se sienten culpables por experimentar dudas, sequedades o la sensación de que Dios guarda silencio. El Salmo 22 nos enseña que es legítimo orar desde el dolor, incluso cuando no sentimos nada. Jesús lo hizo. Tú también puedes.

🕯 Consejo práctico: Cuando te sientas abandonado, ora el Salmo 22 en voz alta. No lo hagas solo como lectura; hazlo oración personal. Une tu voz a la de Cristo.


2. Redescubrir la confianza en medio del sufrimiento

Cada línea del salmo está empapada de confianza, incluso en medio del abandono:

Tú eres el que me sacó del vientre; me hiciste estar confiado desde que estaba en los pechos de mi madre” (Salmo 22:9).

Dios no deja de ser Padre, aunque no lo sientas. Confía incluso cuando tu alma esté rota.

🕯 Consejo práctico: Lleva un diario espiritual donde anotes tus propios “versículos del abandono”, seguidos por tus “versículos de esperanza”. Imitar la estructura del salmo te ayuda a transitar del llanto a la confianza.


3. Ofrecer el sufrimiento unido a la cruz

El Salmo 22 nos enseña que el dolor ofrecido tiene poder redentor. No se trata de buscar el sufrimiento, sino de darle sentido en Cristo.

🕯 Consejo práctico: Cuando experimentes dolor físico o emocional, di en tu corazón: “Jesús, me uno a tu cruz como en el Salmo 22. Recibe esta herida como oración”.


4. Acompañar a los que sufren con palabras verdaderas

Este salmo es un recurso pastoral valiosísimo para acompañar a enfermos, deprimidos, o quienes atraviesan el duelo. No se trata de dar respuestas rápidas, sino de estar con ellos como Jesús en Getsemaní.

🕯 Consejo práctico: Si visitas a alguien que sufre, lleva impreso el Salmo 22. Léelo con él o ella, y detente en los versículos que más conmuevan. La Palabra hará su obra.


5. Celebrar el triunfo de la esperanza

El salmo termina con una nota de victoria:

Porque del Señor es el reino, y él regirá a las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra” (Salmo 22:28-29).

No todo es dolor. El dolor es camino hacia la gloria definitiva, hacia la Resurrección. Así como el salmo culmina en alabanza, así también nuestra vida está llamada a hacerlo.

🕯 Consejo práctico: Cierra cada jornada repitiendo el último versículo del salmo:
“Lo anunciarán al pueblo que ha de nacer: que Él hizo esto” (Salmo 22:31).
Es una forma de vivir en alabanza, aun después del llanto.


Conclusión: El Salmo 22 como mapa de nuestra propia Pasión

El Salmo 22 no es un texto lejano ni exclusivo de teólogos. Es un canto para cada corazón humano que ha conocido el dolor, la injusticia, la burla, la oscuridad… y que, sin embargo, elige confiar.

Jesús, al citarlo en la cruz, no solo nos mostró cómo sufrió, sino cómo debemos vivir nuestras propias cruces: con fe, con esperanza y con la certeza de que el Padre nunca abandona a sus hijos.

En un mundo herido por el sufrimiento, la confusión y el sinsentido, el Salmo 22 sigue siendo una guía luminosa que despierta la fe, alienta la esperanza y renueva el amor. Que sea para ti una oración constante, una catequesis viva y una llave para adentrarte en el misterio de la cruz, que no es fracaso, sino camino hacia la vida eterna.


«Lo anunciarán al pueblo que ha de nacer: que Él hizo esto»
(Salmo 22:31)
Y tú, ¿ya has empezado a anunciarlo?

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