El Ordo Amoris de Santo Tomás: El Camino del Amor Ordenado en la Vida Cristiana

Si hay algo que define al ser humano es su capacidad de amar. Pero no cualquier amor, sino un amor que, cuando se desordena, puede llevarnos a la confusión y la infelicidad. Santo Tomás de Aquino nos enseña que el amor no es solo un sentimiento, sino una inclinación natural hacia el bien. Sin embargo, para que este amor sea verdaderamente fecundo y nos conduzca a la plenitud, debe estar bien ordenado. A este principio, el Doctor Angélico lo llamó Ordo Amoris: el orden del amor.

Pero ¿qué significa realmente este concepto? ¿Cómo puede ayudarnos a vivir una vida más plena y santa hoy en día? En este artículo exploraremos el origen, la profundidad teológica y la aplicación práctica del Ordo Amoris en nuestro tiempo.

1. ¿Qué es el Ordo Amoris?

El término Ordo Amoris se traduce como «orden del amor». Para Santo Tomás, el amor no es simplemente un impulso emocional, sino un acto de la voluntad que debe estar dirigido correctamente. En otras palabras, no basta con amar, sino que es necesario amar lo que es digno de ser amado en el grado adecuado.

Este principio se basa en la enseñanza bíblica de que el amor debe tener un orden correcto:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22,37-39)

Dios debe ser amado sobre todas las cosas, porque Él es el Bien supremo. Luego, el amor debe extenderse a los demás y a nosotros mismos, pero siempre en este orden jerárquico. Cuando el amor se desordena, el alma se desorienta, buscando felicidad en bienes inferiores y terminando en la insatisfacción.

2. El Origen del Ordo Amoris en la Filosofía y Teología de Santo Tomás

Santo Tomás de Aquino no inventó el concepto de Ordo Amoris, sino que lo refinó y desarrolló basándose en las enseñanzas de San Agustín, quien escribió:

“El orden del amor consiste en amar las cosas en la medida en que deben ser amadas.” (De Civitate Dei, XV, 22)

San Agustín ya veía que el desorden en el amor era la raíz de todos los pecados y sufrimientos humanos. Cuando amamos demasiado los bienes temporales y poco a Dios, caemos en la idolatría y el egoísmo.

Tomás de Aquino, influenciado por Aristóteles y la tradición cristiana, sistematizó esta idea y la incorporó en su visión de la ley natural y la moral. Para él, el Ordo Amoris es el reflejo del orden mismo del universo, donde cada cosa tiene su lugar y finalidad. La moralidad cristiana, por lo tanto, consiste en conformar nuestro amor con este orden objetivo.

3. ¿Cómo se Aplica el Ordo Amoris en Nuestra Vida?

En la vida cotidiana, el Ordo Amoris nos ayuda a tomar decisiones justas y a evitar los extremos que nos desvían del verdadero bien. Veamos algunos ejemplos:

a) El Amor a Dios sobre Todas las Cosas

En una sociedad que constantemente nos invita a poner nuestras esperanzas en el dinero, el poder o el placer, el Ordo Amoris nos recuerda que Dios debe ser el centro de nuestra vida. No significa despreciar las cosas materiales, sino usarlas de acuerdo con su propósito y sin hacerlas nuestro fin último.

Ejemplo: Un cristiano que sacrifica su fe por éxito laboral desordena su amor, porque coloca un bien inferior (el trabajo) por encima del bien supremo (Dios).

b) El Amor a los Demás y a Uno Mismo en su Justa Medida

El amor al prójimo es esencial, pero debe estar bien ordenado. Amar no significa complacer siempre a los demás ni permitir abusos. Tampoco significa egoísmo o descuidar el bien común por intereses personales.

Ejemplo: Un padre que se esfuerza en su trabajo para dar una mejor vida a su familia, pero sin descuidar su tiempo con ellos, practica el Ordo Amoris. En cambio, si se obsesiona con el dinero y deja de atender las necesidades espirituales de su hogar, está amando desordenadamente.

c) El Uso Correcto de los Bienes Materiales

Los bienes materiales son buenos en sí mismos, pero cuando se convierten en el centro de nuestra vida, caemos en la avaricia o la idolatría. El Ordo Amoris nos enseña a usarlos con moderación y generosidad.

Ejemplo: Un empresario que usa su riqueza para ayudar a los más necesitados demuestra un amor ordenado. En cambio, alguien que acumula sin pensar en los demás ha desviado su amor hacia bienes inferiores.

4. ¿Qué Sucede Cuando el Amor se Desordena?

El desorden del amor es la raíz de muchos males en el mundo. Cuando se ama más el placer que la virtud, más el dinero que la dignidad humana, o más la propia opinión que la verdad, surgen conflictos, injusticias y divisiones.

Santo Tomás explica que los pecados capitales son, en el fondo, manifestaciones de un amor desordenado:

  • La soberbia: amarse a sí mismo por encima de Dios.
  • La avaricia: amar el dinero más de lo que se debe.
  • La lujuria: amar el placer sexual sin el orden del amor conyugal.
  • La ira: amar la justicia propia más que la paciencia y la misericordia.

Cuando el amor se ordena, la vida encuentra armonía. Es como una sinfonía donde cada instrumento toca su parte en el momento correcto.

5. Un Llamado a la Conversión: Restaurar el Ordo Amoris

En tiempos de crisis de valores y confusión moral, el Ordo Amoris es una brújula segura para volver a Dios y a la verdadera felicidad. ¿Cómo restaurar este orden en nuestra vida?

  1. Oración y sacramentos: Solo Dios puede reordenar nuestro corazón. La Eucaristía y la confesión son esenciales.
  2. Examen de conciencia: Reflexionar diariamente sobre si estamos amando en el orden correcto.
  3. Formación espiritual: Leer la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia.
  4. Obras de caridad: Amar en acción, ayudando a los demás sin caer en el activismo vacío.

San Juan de la Cruz decía:

“Al atardecer de nuestra vida, seremos juzgados en el amor.”

Pero no en cualquier amor, sino en un amor bien ordenado. Que el Señor nos conceda la gracia de amar en el orden que Él ha establecido, para que podamos vivir en paz en esta vida y gozar de la felicidad eterna.


Que este artículo no sea solo una reflexión, sino un punto de partida para reordenar nuestras prioridades y vivir conforme al plan de Dios. Porque solo cuando el amor está ordenado, la vida cobra sentido.

Acerca de catholicus

Pater noster, qui es in cælis: sanc­ti­ficétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in ten­ta­tiónem; sed líbera nos a malo. Amen.

Ver también

Volvamos a Saludar en Cristiano: Redescubriendo el Lenguaje de la Fe en Nuestra Vida Diaria

En nuestro mundo cada vez más secularizado, el lenguaje cotidiano ha ido perdiendo progresivamente su …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: catholicus.eu