«Si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros» (Juan 13,14).
Cada Jueves Santo, el Papa se arrodilla ante doce personas y realiza uno de los actos más conmovedores —y a la vez polémicos— de la liturgia católica: el Mandatum, el lavatorio de pies. Un gesto que ha evolucionado, generado controversias, y que encierra un mensaje tan radical hoy como hace dos mil años.
¿Por qué lo hace? ¿Qué significa que la Iglesia incluya a mujeres, no cristianos, o incluso presos? ¿Es solo un símbolo o una revolución silenciosa? Vayamos al corazón de este misterio.
1. El Origen Bíblico: La Noche que Cambió Todo
Todo comienza en el Cenáculo, horas antes de la crucifixión. Jesús, consciente de su próxima muerte, hace algo inaudito:
- El Maestro se hace esclavo: En la cultura judía, lavar los pies era tarea de siervos. Los discípulos debían estar estupefactos al ver a su Rabí arrodillarse ante ellos, incluido Judas, su futuro traidor (Juan 13,1-17).
- Un mandato explícito: «Os he dado ejemplo para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros» (Juan 13,15). No es una opción, es un imperativo cristiano.
Teológicamente, este acto resume toda la misión de Cristo: «No vine a ser servido, sino a servir» (Marcos 10,45). Es un sacramento en acción: el servicio como esencia del Reino de Dios.
2. Historia del Mandatum: De los Monasterios al Vaticano
El lavatorio de pies no fue siempre una ceremonia pública. Su evolución es fascinante:
- Siglo IV: Se documenta en monasterios, donde los abades lavaban los pies a los monjes, imitando a Cristo.
- Edad Media: Los reyes cristianos (como San Luis IX de Francia) lo practicaban como signo de humildad. La Iglesia lo incorporó oficialmente a la liturgia del Jueves Santo.
- Antes del Vaticano II: Solo hombres católicos participaban, reflejando los «12 apóstoles». Pero todo cambiaría…
3. La Revolución de Francisco: Mujeres, Musulmanes, y Presos
El Papa Francisco, desde 2013, ha transformado este gesto en un signo de los tiempos:
- 2013: Lava los pies a jóvenes detenidos, incluyendo a dos mujeres y un musulmán. Escándalo para algunos, evangelio puro para otros.
- 2014-2024: Repite el gesto en cárceles, centros de refugiados, con discapacitados… Rompe el protocolo, priorizando el mensaje sobre el ritual.
¿Es válido? Sí. El Código de Derecho Canónico (canon 861) ya no restringe el rito a hombres. Francisco enfatiza: «El servicio no tiene fronteras».
4. Significado Profundo: Más que Agua y Toallas
Este acto es un anti-protocolo en un mundo obsesionado con el poder:
- Humildad radical: El Papa, vicario de Cristo, se iguala al más marginado. Es un juicio contra la soberbia eclesiástica.
- Inclusión divina: Al lavar pies de no cristianos, la Iglesia dice: «Dios sirve a todos, no solo a los puros».
- Llamado a la acción: No es solo un drama litúrgico. ¿Cómo lavo yo los pies a mi familia, a los migrantes, a los que me han herido?
5. Críticas y Controversias: ¿Traición o Fidelidad al Evangelio?
Algunos tradicionalistas argumentan:
- «Deben ser 12 varones católicos, como los apóstoles».
- «Es un sacralidad que se pierde».
Pero la teología responde:
- Jesús no eligió a los 12 en el lavatorio; eligió a humanos necesitados (¡incluyendo a Judas!).
- El espíritu de la ley (servicio) prevalece sobre la letra (rito). Como dijo Francisco: «Prefiero una Iglesia accidentada por salir a servir que enferma por encerrarse».
6. Cómo Vivir el Mandatum Hoy: 3 Acciones Concretas
- Sirve sin calcular: En tu trabajo, familia, redes sociales. ¿Hablas sobre los pobres o tocas sus pies?
- Deja que te sirvan: La humildad también es aceptar ayuda. ¿Permites que otros «laven tus pies»?
- Rompe barreras: Como Francisco, busca a quien el mundo excluye. Un musulmán, un transgresor, un político opuesto… ahí está Cristo.
Conclusión: Un Gesto que Desafía al Poder del Mundo
El lavatorio de pies no es folklore. Es un acto subversivo en una era de egoísmo y divisiones. Cada vez que el Papa incluye a un refugiado o a una mujer, recuerda: Dios no es un club exclusivo.
Jesús no dijo «entended esto», sino «haced esto». La pregunta no es si el ritual es perfecto, sino: ¿A quién estás lavando los pies hoy?
«Al final de la vida, no nos juzgarán por nuestros ritos, sino por nuestro amor» (Santa Teresa de Calcuta).
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