El Islam y la Virgen María: Lo que los musulmanes no saben sobre María en el Corán

Un puente espiritual entre cristianos y musulmanes que aún espera ser cruzado


Introducción

En un mundo marcado por divisiones religiosas, culturales y sociales, la figura de la Virgen María emerge como un punto luminoso de unidad, respeto y amor. Aunque profundamente venerada por los cristianos como la Madre de Dios, lo que muchos ignoran —incluso dentro del propio mundo musulmán— es que María ocupa también un lugar singular y reverente en el Corán, el libro sagrado del Islam. Sin embargo, esta imagen coránica de María suele ser parcial, incompleta o incluso desconocida para muchos musulmanes. Por otro lado, también muchos cristianos ignoran cuánto del respeto mariano está contenido en el Islam.

Este artículo se propone explorar, desde una perspectiva católica tradicional, las menciones y enseñanzas coránicas sobre María, y a la vez señalar las claves teológicas que revelan su verdadero papel en el plan de salvación. A través de un recorrido educativo, pastoral y espiritual, descubriremos cómo María puede convertirse en un puente de diálogo, pero también de evangelización y conversión del corazón.


1. María en el Islam: entre el honor y la omisión

a) Una mujer mencionada por su nombre

El Corán, a diferencia de muchos textos sagrados del mundo no cristiano, nombra a María (Maryam, en árabe) explícitamente. De hecho, es la única mujer mencionada por nombre en todo el Corán, lo que ya de por sí es un hecho impresionante. Se la menciona en 34 versos distribuidos en varias suras (capítulos). Incluso hay una sura entera con su nombre: Sura 19: Maryam.

b) Madre de un profeta, no de Dios

Para el islam, Jesús (Isa) no es Dios ni Hijo de Dios, sino un profeta extraordinario, nacido milagrosamente de María sin intervención de varón. El Corán afirma:

“Y recuerda a María en el Libro, cuando se retiró de su familia a un lugar hacia el oriente” (Sura 19,16).

Y más adelante:

“Entonces le enviamos Nuestro Espíritu, que se le apareció como un hombre perfecto. Ella dijo: ‘Me refugio de ti en el Misericordioso, si eres temeroso de Dios’. Él dijo: ‘Yo soy sólo un mensajero de tu Señor para darte un hijo puro’” (Sura 19,17–19).

Así, el Corán reconoce la virginidad de María, su pureza, y el milagro de la concepción de Jesús. Sin embargo, lo que falta —y es esencial desde la fe católica— es la dimensión cristológica: la maternidad divina de María.


2. ¿Qué no saben muchos musulmanes sobre María en el Corán?

a) El título de “Madre del Verbo” no aparece

Aunque el Corán reconoce la concepción virginal, omite el dato esencial del Verbo encarnado. En el Evangelio, el ángel Gabriel dice a María:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1,35).

El islam, al rechazar la divinidad de Jesús, priva a María del título de Theotokos (Madre de Dios), que fue solemnemente proclamado en el Concilio de Éfeso en el año 431. De este modo, aunque María es ensalzada como pura, elegida, y madre virginal, no se la reconoce como mediadora ni como Madre de la Iglesia, tal como lo enseña la fe católica.

b) María, sí; pero sin cruz ni redención

Uno de los grandes silencios del Corán es la cruz. El islam niega que Jesús haya muerto crucificado, diciendo que “les pareció que así fue” (Sura 4,157). Esta negación priva a María del dolor redentor que experimentó al pie de la cruz. Para los católicos, María no es solo la Virgen del Nacimiento, sino también la Virgen Dolorosa, asociada íntimamente a la Pasión de Cristo, tal como profetizó Simeón:

“Y a ti una espada te traspasará el alma” (Lucas 2,35).

Muchos musulmanes no conocen esta dimensión de María: su papel corredentor, su fidelidad en el Calvario, su unión con la obra salvífica de su Hijo.


3. María: una puerta para la evangelización del mundo musulmán

a) ¿Por qué María es un puente?

Porque es una figura respetada y venerada en ambas religiones. Para los musulmanes, María es un modelo de castidad, obediencia y fe. Para los cristianos, es Madre, Reina y modelo de santidad. Esta convergencia puede ser un punto de inicio para presentar la fe cristiana sin confrontación, desde una admiración compartida.

“Bienaventurada tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá” (Lucas 1,45).

Esta fe de María, que el islam reconoce como admirable, puede ser el comienzo para mostrar qué es lo que ella realmente creyó: el misterio del Dios encarnado.

b) Una herramienta pastoral concreta

Muchos misioneros católicos que trabajan en contextos musulmanes lo saben: María abre corazones. Algunos consejos prácticos:

  • Usar imágenes de María que reflejen ternura y humildad.
  • Rezar el rosario como camino de contemplación, incluso con musulmanes abiertos al diálogo.
  • Explicar la figura de María en la Biblia y cómo su vida estuvo unida completamente a la de Cristo.
  • Fomentar peregrinaciones a santuarios marianos, como Lourdes o Fátima, donde incluso musulmanes han tenido experiencias de conversión.

4. Perspectiva teológica: María como modelo del alma creyente

En la teología católica, María no es solo un personaje histórico, sino un modelo arquetípico del alma creyente. Como enseña san Luis María Grignion de Montfort: “Dios quiere revelarse por María y establecer en ella el trono de su gloria”. En María, toda alma puede encontrar el camino hacia Cristo.

El islam admira a María, pero la contempla desde un horizonte limitado: la ve como una mujer santa, sin captar su dimensión de Nueva Eva, que, junto al Nuevo Adán, participa en la restauración del mundo caído.


5. Llamado actual: ¿Qué puede aprender el cristiano de hoy?

a) De María, aprendemos el silencio fecundo

En un mundo de ruido, María nos enseña a guardar y meditar en el corazón (cf. Lucas 2,19). Esta actitud contemplativa es la base de una fe madura. También en los encuentros con musulmanes, muchas veces será el testimonio de vida más que la discusión doctrinal lo que abra puertas.

b) De los musulmanes, aprendemos el respeto por lo sagrado

Aunque su visión esté incompleta, el islam muestra una profunda reverencia por María. Este respeto puede inspirar a los propios cristianos a redescubrir con más fervor el lugar de la Virgen en su vida espiritual, ya que muchos católicos modernos han relegado a María a un plano secundario.


Conclusión: María, Madre de todos los pueblos

La Virgen María es más que un símbolo de unión: es una madre real, viva y activa, que intercede por todos sus hijos, también por aquellos que aún no conocen plenamente a su Hijo. Su figura, respetada en el islam, puede ser la llave que abra los corazones musulmanes a la plenitud de la verdad.

La Virgen sigue diciendo:

“Haced lo que Él os diga” (Juan 2,5).

Este “Él” no es un simple profeta, sino el Verbo hecho carne. El desafío pastoral y espiritual de nuestros días es mostrar con ternura, paciencia y verdad quién es realmente Jesús, comenzando muchas veces por quien mejor lo conoce: su madre.


Oración final

Santa María, Madre de Dios,
abre el corazón de nuestros hermanos musulmanes a la luz de tu Hijo.
Tú, que fuiste anunciada por Gabriel tanto en el Corán como en el Evangelio,
guíanos a todos por el camino de la verdad y la vida.
Amén.

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Pater noster, qui es in cælis: sanc­ti­ficétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in ten­ta­tiónem; sed líbera nos a malo. Amen.

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