Cuando el Imperio descubrió el alma cristiana: La carta de Plinio el Joven a Trajano y el testimonio de fe en tiempos oscuros

Introducción: Una carta que cruzó los siglos

En algún momento alrededor del año 112 d.C., el gobernador romano Plinio el Joven escribió una carta al emperador Trajano. Lo que a simple vista parecía una consulta administrativa sobre cómo tratar a los cristianos, se convirtió —sin que ellos lo supieran— en el primer testimonio pagano extrabíblico que describe el culto cristiano primitivo. Esta carta, preservada por la historia, se convierte hoy en una ventana al alma de los primeros cristianos, en un tiempo en que ser discípulo de Cristo podía costar la vida.

Hoy, más de mil novecientos años después, seguimos enfrentando, de formas distintas, los mismos dilemas de fidelidad, persecución y testimonio. ¿Cómo puede una antigua carta ayudarnos a vivir el Evangelio hoy? ¿Qué nos dice sobre la identidad profunda del cristiano, sobre el culto, la comunidad y la obediencia a Dios en medio del mundo?


1. El contexto histórico: Roma, la sospecha y una fe que no encajaba

Plinio el Joven era gobernador de la provincia romana de Bitinia-Ponto (en la actual Turquía). Hombre culto, legalista y meticuloso, se encontró con un fenómeno desconcertante: personas de toda clase social que afirmaban ser cristianos, se reunían en secreto y se negaban a adorar a los dioses del Estado.

En su carta, Plinio confiesa no saber cómo juzgarlos. No estaban cometiendo crímenes violentos ni conspiraciones políticas, pero su negativa a ofrecer incienso al emperador y su obstinación en confesar a Cristo le parecían peligrosamente subversivas.

Lo más asombroso para él fue descubrir que su «delito» consistía en reunirse al amanecer, cantar himnos a Cristo «como a un dios», comprometerse a no hacer el mal, y compartir una comida común. Nada más.


2. ¿Qué decía exactamente la carta? Breve resumen del contenido

Plinio informa a Trajano que:

  • Interrogó a cristianos y ex-cristianos, incluso con tortura, y encontró que:
  • Su práctica consistía en reunirse un día fijo antes del amanecer, cantar himnos alternados a Cristo como si fuera divino.
  • Juraban no cometer robos, adulterios, ni mentir o traicionar la confianza.
  • Luego se separaban y se volvían a reunir para comer juntos, «una comida ordinaria e inocente».
  • Ante la presión, muchos negaban ser cristianos o decían que lo fueron “hace mucho tiempo”.

Trajano, por su parte, le responde que no debe buscar a los cristianos activamente, pero que si son denunciados y no reniegan, deben ser castigados.


3. La belleza oculta: lo que esta carta revela sobre el cristianismo primitivo

Lo que para Plinio era un informe, para nosotros es una radiografía del alma cristiana primitiva:

a) Cristo es Señor

El canto “a Cristo como a un dios” muestra una cristología alta ya presente en el siglo II. No se trataba de un profeta o un maestro moral, sino del Hijo de Dios, digno de adoración.

«Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble…» (Filipenses 2,9-10)

b) La Eucaristía ya estaba en el centro

Aunque Plinio la llama “una comida común”, se refiere probablemente a la fracción del pan, seguida de una comida fraterna (ágape). Ya entonces, la Eucaristía era el corazón de la comunidad.

c) La vida moral como testimonio

El compromiso a “no cometer delitos, ni adulterio, ni robo, ni mentiras…” demuestra que el seguimiento de Cristo no era solo culto, sino vida transformada, coherencia moral.

d) La comunidad y el día del Señor

Reunirse en un “día fijo” —casi con certeza el domingo, día de la Resurrección— revela una comunidad organizada, fiel y perseverante.


4. Relevancia teológica: el cristianismo como semilla en tierra hostil

Este documento es un eco del mandato de Jesús de ser luz y sal (cf. Mt 5,13-16). El cristianismo no buscaba la confrontación con Roma, pero tampoco podía someter su conciencia al César.

Como los tres jóvenes del libro de Daniel, los cristianos de Bitinia no adoraban estatuas, aunque eso significara el martirio. Esta resistencia pacífica es el alma del martirio cristiano, que no odia, no destruye, pero tampoco claudica.

«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5,29)

La carta de Plinio confirma que desde los inicios, la fe cristiana no era una simple doctrina privada, sino una realidad pública, transformadora y peligrosa para los ídolos del mundo.


5. ¿Y hoy? Aplicaciones prácticas y guía espiritual

a) Redescubrir el valor del domingo

La reunión “en un día fijo” al amanecer nos interpela hoy. ¿Qué lugar tiene la Misa dominical en nuestra vida? ¿La vivimos como centro o como obligación?

Propuesta: Recuperar el domingo como día del Señor y de la familia, con Misa, descanso, oración y caridad.

b) Vivir una moral coherente

Los cristianos de Bitinia eran reconocibles por su estilo de vida. Hoy, ser fiel a la moral cristiana (en sexualidad, trabajo, verdad, honestidad) es también una forma de martirio cotidiano.

Propuesta: Examina tu vida a la luz de los compromisos bautismales. ¿Vives en coherencia con lo que celebras?

c) Confesar a Cristo con valentía

Muchos negaban a Cristo por miedo. Pero otros confesaban, incluso hasta la muerte. Hoy no nos piden incienso a una estatua, pero sí renunciar a la verdad, al Evangelio o a la cruz en nombre de la “tolerancia” o el éxito.

Propuesta: No te avergüences de tu fe. Habla de Cristo. Defiende la vida. Responde con amor, pero sin ceder.

d) Redescubrir la comunidad cristiana

Aquellos cristianos no vivían la fe en soledad. Se reunían, se animaban, se sostenían. Hoy más que nunca, necesitamos comunidad, parroquia, grupos, hermanos en la fe.

Propuesta: Participa activamente en tu parroquia. Busca un grupo de oración o formación. Sé Iglesia.


6. Una guía pastoral: cómo vivir como los primeros cristianos hoy

Paso 1: Profundiza tu relación con Cristo. Dedica tiempo diario a la oración personal y a la lectura del Evangelio. Solo desde la intimidad con Cristo nace la fuerza del testimonio.

Paso 2: Sé fiel a la Misa dominical y frecuente la Eucaristía. Es el centro de nuestra fe. Sin ella, perdemos el alma.

Paso 3: Examina tu vida moral. Haz un examen de conciencia regular. Busca la confesión. Vive como discípulo, no como simpatizante.

Paso 4: No te escondas. Lleva tu fe al trabajo, a las redes, a la calle. Sin imponer, pero sin callar.

Paso 5: Ámate en comunidad. Ningún cristiano sobrevive solo. Rodéate de hermanos. Vive la caridad.


Conclusión: La carta que nos recuerda quiénes somos

La carta de Plinio el Joven no pretendía ser un elogio del cristianismo. Pero nos revela con claridad cómo se veía desde fuera una comunidad llena del Espíritu, marcada por la verdad, el amor y la coherencia moral.

Hoy, en un mundo que vuelve a mirar con sospecha al cristianismo, esa carta vuelve a resonar. No estamos llamados al miedo, sino a la fidelidad. No al aislamiento, sino al testimonio. No a una fe secreta, sino a una vida entregada que cante a Cristo, «como a un Dios», cada día, con los labios y con la vida.

“Sed santos en toda vuestra conducta, como el que os llamó es santo” (1 Pedro 1,15)


¿Y tú? ¿Qué cantas al amanecer? ¿A qué Dios le rindes tu vida?
El testimonio silencioso de Bitinia te invita hoy a redescubrir la fuerza transformadora del cristianismo auténtico.

Acerca de catholicus

Pater noster, qui es in cælis: sanc­ti­ficétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in ten­ta­tiónem; sed líbera nos a malo. Amen.

Ver también

Papista: El insulto que se volvió estandarte. Cómo redescubrir la identidad católica en un mundo dividido

INTRODUCCIÓN “Papista”. Una palabra corta, pero cargada de siglos de polémica, prejuicio y, paradójicamente, de …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: catholicus.eu