¿Basta solo la Biblia? Refutando el «Sola Scriptura» con 2 Timoteo 3:16-17

La doctrina del Sola Scriptura, uno de los pilares fundamentales de la Reforma Protestante, sostiene que la Biblia es la única regla infalible de fe y práctica para los cristianos. A primera vista, esto puede parecer lógico: después de todo, la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios inspirada. Sin embargo, ¿es realmente bíblico afirmar que la Biblia es la única autoridad?

Curiosamente, uno de los pasajes más citados para defender el Sola Scriptura es 2 Timoteo 3:16-17:

“Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Pero ¿prueba este versículo que la Escritura es la única fuente de autoridad? Vamos a analizarlo en profundidad desde su contexto histórico, teológico y su aplicación en la Iglesia de hoy.


1. El contexto de 2 Timoteo 3:16-17

Para interpretar correctamente un pasaje bíblico, debemos considerar su contexto. San Pablo escribe esta carta a su discípulo Timoteo, un joven obispo en Éfeso, para instruirlo en su ministerio pastoral en tiempos difíciles.

¿A qué «Escritura» se refiere San Pablo?

Cuando Pablo menciona «toda Escritura», es importante recordar que en ese momento el Nuevo Testamento aún no estaba completo ni canonizado. Lo que Timoteo entendía por «Escritura» se refería principalmente al Antiguo Testamento.

Si 2 Timoteo 3:16-17 se interpretara en sentido absoluto, significaría que el Antiguo Testamento es suficiente para la fe cristiana, lo cual sería contradictorio. De hecho, San Pablo mismo transmite enseñanzas fuera de la Escritura, como veremos más adelante.

Ser “útil” no significa “suficiente”

El versículo dice que la Escritura es útil para enseñar, corregir e instruir, pero no dice que es la única autoridad. Algo puede ser útil sin ser exclusivo o suficiente.

Por ejemplo, el agua es útil para la vida, pero no es el único elemento necesario para vivir. Necesitamos también alimento, oxígeno, etc.

Del mismo modo, la Escritura es esencial para la fe, pero no es la única fuente de enseñanza divina.


2. La Tradición y la Autoridad de la Iglesia en la Biblia

Si la Escritura fuera la única regla de fe, entonces la Biblia misma debería enseñarlo claramente. Pero, paradójicamente, no hay ningún versículo que afirme el Sola Scriptura. En cambio, la Biblia nos muestra que Dios ha establecido otras fuentes de autoridad.

A) Jesús no dejó un libro, sino una Iglesia viva

Cristo no escribió ningún libro ni dejó un «manual de fe». En cambio, fundó una Iglesia con autoridad para enseñar:

«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos…» (Mateo 16:18-19).

Jesús confió su enseñanza a los Apóstoles, quienes la transmitieron tanto oralmente como por escrito.

B) La Tradición Apostólica

San Pablo no solo enseñaba con la Escritura, sino también con la Tradición oral:

“Así que, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que os hemos enseñado, ya sea de palabra o por carta” (2 Tesalonicenses 2:15).

Esto muestra que la enseñanza apostólica no estaba limitada a la Escritura.

C) La Iglesia es «columna y fundamento de la verdad»

Si la Escritura fuera la única autoridad, esperaríamos que la Biblia dijera: «La Escritura es la columna y fundamento de la verdad». Pero lo que dice es:

«La Iglesia del Dios vivo, que es columna y fundamento de la verdad» (1 Timoteo 3:15).

Es decir, la Iglesia tiene un papel crucial en la interpretación y transmisión de la verdad.


3. ¿Qué pasaba antes de que existiera la Biblia completa?

El Nuevo Testamento no fue escrito de inmediato. Jesús ascendió al cielo alrededor del año 33 d.C., pero el Evangelio más antiguo (Marcos) se escribió aproximadamente en el año 65 d.C. y el último libro (Apocalipsis) cerca del 95 d.C.

¿Cómo vivían los primeros cristianos en los primeros 30 años sin un Nuevo Testamento completo?
La respuesta es simple: seguían la enseñanza oral de los Apóstoles y la autoridad de la Iglesia.

El proceso de canonización de la Biblia no se completó hasta el siglo IV, cuando la Iglesia Católica, bajo la guía del Espíritu Santo, definió el canon en los Concilios de Hipona (393) y Cartago (397).

Si la Escritura fuera la única regla de fe, entonces tendríamos un problema: ¿cómo supieron los cristianos qué libros eran inspirados sin una autoridad que los guiara?


4. El Sola Scriptura en la historia y sus consecuencias

La doctrina del Sola Scriptura fue propuesta por Martín Lutero en el siglo XVI, en respuesta a abusos dentro de la Iglesia. Sin embargo, esta doctrina ha llevado a una fragmentación masiva en el cristianismo protestante.

Hoy en día, hay más de 40,000 denominaciones protestantes, cada una con interpretaciones diferentes de la Biblia. Esto se debe a que sin una autoridad visible para interpretar las Escrituras, cada persona se convierte en su propio juez de la verdad.

Cristo no quiso una Iglesia dividida, sino una Iglesia unida en la verdad:

«Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que ellos también sean uno en nosotros» (Juan 17:21).


5. La enseñanza de la Iglesia hoy

La Iglesia Católica enseña que la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio forman un único depósito de fe.

El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 82) dice:

«La Iglesia no saca únicamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Por eso ambas, la Escritura y la Tradición, deben ser aceptadas y veneradas con el mismo espíritu de devoción.»

Esto significa que la Escritura es fundamental, pero necesitamos la Tradición y la guía del Magisterio para interpretarla correctamente.


Conclusión: La Biblia es esencial, pero no suficiente

2 Timoteo 3:16-17 afirma que la Escritura es inspirada y útil, pero no dice que es la única autoridad. La Biblia misma nos muestra que Jesús estableció una Iglesia con autoridad para interpretar y enseñar la verdad.

El Sola Scriptura, lejos de ser un principio bíblico, es una tradición humana que ha causado división. En cambio, la enseñanza católica, basada en la Escritura, la Tradición y la Iglesia, es la que ha mantenido la fe íntegra desde los tiempos de los Apóstoles.

La invitación es clara: conozcamos la Escritura, pero también la riqueza de la Tradición y la guía segura de la Iglesia que Cristo fundó. Solo así podremos vivir plenamente la fe que nos ha sido transmitida desde los Apóstoles.

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