La frase «Ad Iesum per Mariam» (A Jesús por María) no es solo una bella expresión de piedad católica, sino una profunda realidad teológica que ha guiado a innumerables santos y fieles a lo largo de la historia. En un mundo donde la confusión espiritual, el relativismo y la pérdida de identidad cristiana parecen reinar, la devoción a la Virgen María se erige como un faro seguro que nos conduce directamente al Corazón de Cristo.
Pero, ¿qué significa realmente esta expresión? ¿Es simplemente una forma poética de hablar de María, o encierra una verdad profunda sobre la relación entre Cristo y su Madre? ¿Cómo podemos aplicar este principio en nuestra vida cotidiana? En este artículo, exploraremos el significado, la base teológica y las aplicaciones prácticas de esta enseñanza, ofreciendo un camino claro para acercarnos más a Jesús mediante la Santísima Virgen.
1. La Base Teológica de «A Jesús por María»
El fundamento de esta enseñanza se encuentra en el misterio de la Encarnación. Dios, en su infinita sabiduría, quiso venir al mundo a través de María. No eligió otro medio para hacerse hombre, sino que se encarnó en su seno virginal. Si Dios mismo quiso venir a nosotros por medio de María, ¿por qué no habríamos de ir nosotros a Él del mismo modo?
San Luis María Grignion de Montfort, en su obra Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, lo explica con estas palabras:
«Dios Padre no dio su Unigénito al mundo sino por María. Por más suspiros que hubieran exhalado los patriarcas, por más ruegos que hubieran hecho los profetas y los santos del Antiguo Testamento durante cuatro mil años para obtener este tesoro, solo María lo mereció y halló gracia delante de Dios por la fuerza de sus oraciones y la sublimidad de sus virtudes». (TV 16)
En otras palabras, María es el medio escogido por Dios para darnos a Jesús. Si queremos encontrar a Cristo, el camino más seguro es recorrer el mismo sendero por el que Él vino a nosotros.
La Escritura y la Mediación de María
La Biblia está llena de referencias a la misión de María en la obra de la salvación. Uno de los pasajes más significativos es el de las bodas de Caná (Juan 2,1-11). Allí, María intercede por los novios y obtiene de su Hijo el milagro del vino. Esta escena es una imagen perfecta de cómo María sigue intercediendo por nosotros hoy: cuando nos falta la gracia, cuando nuestras fuerzas se agotan, podemos acudir a Ella, y Ella nos llevará a Cristo.
Otro pasaje clave es Lucas 1,38, donde María responde al ángel:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Su «sí» permitió la venida del Salvador. Si María fue el canal por el que Jesús vino al mundo, también puede ser el canal por el que nosotros vayamos a Él.
2. La Relevancia de «A Jesús por María» en el Mundo Actual
En una época de secularización creciente, donde la figura de Cristo es distorsionada o rechazada, María es la gran maestra que nos ayuda a redescubrirlo. Ella nos enseña a amarlo, a seguirlo y a permanecer fieles a Él en tiempos de prueba.
Algunos pueden pensar que la devoción mariana es opcional, pero la historia de la Iglesia muestra que aquellos que han sido grandes santos fueron también grandes devotos de María. San Juan Pablo II, por ejemplo, hizo suyo el lema «Totus Tuus» (Todo tuyo), tomado del método de consagración de San Luis de Montfort.
María es especialmente relevante en nuestro tiempo porque:
- Nos protege de la confusión doctrinal: En un mundo donde incluso dentro de la Iglesia hay confusión, la devoción a María nos mantiene firmes en la fe verdadera.
- Nos ayuda a luchar contra el pecado: Como Madre y Reina, nos auxilia en la batalla espiritual contra el mal.
- Nos conduce a una relación más íntima con Jesús: Ella nos enseña a orar, a meditar en la Palabra de Dios y a vivir una vida de santidad.
3. Aplicaciones Prácticas: ¿Cómo Vivir «A Jesús por María»?
No basta con comprender la importancia de esta enseñanza, debemos vivirla en nuestro día a día. Aquí hay algunas formas concretas de hacerlo:
a) Consagración Total a María
Uno de los medios más poderosos para vivir «A Jesús por María» es la consagración mariana, según el método de San Luis de Montfort. Esta consagración implica entregar todo nuestro ser a María para que Ella nos conduzca a Cristo.
El Papa San Juan Pablo II recomendó vivamente esta consagración, afirmando que le ayudó a comprender mejor su vocación y misión.
b) Rezar el Santo Rosario
El Rosario es el arma más poderosa para acercarnos a Jesús con la ayuda de María. San Pío de Pietrelcina decía:
«El Rosario es la ‘cadena’ que nos une a Dios».
Al meditar los misterios de la vida de Cristo con María, aprendemos a ver nuestra vida con los ojos de Dios.
c) Imita a María en tu Vida
María es modelo de fe, humildad y amor. Podemos imitarla:
- En su humildad: Reconociendo que todo bien viene de Dios.
- En su obediencia: Aceptando la voluntad de Dios en nuestra vida, incluso cuando no la entendemos.
- En su amor a los demás: Viviendo con caridad y compasión, como Ella lo hizo.
d) Acudir a Ella en las Pruebas
Cuando enfrentemos dificultades, problemas familiares, crisis de fe o angustias, debemos recordar que María es Madre. En el Calvario, Jesús nos la entregó como Madre cuando le dijo a Juan:
«He ahí a tu madre» (Juan 19,27).
Si la aceptamos en nuestra vida como Juan lo hizo, Ella nos acompañará en nuestro camino hacia Cristo.
Conclusión
«Ad Iesum per Mariam» no es una simple frase devocional, sino una verdad espiritual profunda y transformadora. María no es un obstáculo para llegar a Cristo, sino el camino más seguro, más corto y más perfecto. En tiempos de confusión y crisis, refugiémonos en el Corazón Inmaculado de María, y Ella nos conducirá al Sagrado Corazón de Jesús.
Que podamos, como San Luis de Montfort, confiar plenamente en la Virgen y decir con convicción: Totus Tuus, María.
¿Y tú?
¿Ya has experimentado el poder de acudir a Jesús por medio de María? ¿Te gustaría empezar este camino de la mano de la Virgen? Comienza hoy, conságrate a Ella, reza el Rosario y verás cómo tu vida espiritual se transforma.
¡Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros y llévanos a Jesús!