Introducción: La Crisis Moral del Relativismo
Vivimos en una época donde la moral es frecuentemente reducida a una mera «construcción social», un conjunto de normas arbitrarias que varían según la cultura o la época. Bajo esta visión relativista, no existiría un fundamento objetivo para distinguir el bien del mal; todo dependería del consenso humano.
Sin embargo, esta postura —tan común en el pensamiento ateo y materialista— enfrenta graves problemas lógicos y filosóficos. Si la moral es solo una invención humana, ¿por qué nos sentimos obligados a condenar atrocidades como el genocidio o la esclavitud, incluso cuando alguna cultura las aprueba? ¿Por qué persiste en el corazón del hombre un anhelo universal de justicia?
En este artículo, exploraremos por qué solo una visión teísta, en particular la cristiana, puede ofrecer una base sólida para la moralidad, mientras que el ateísmo cae en contradicciones insuperables.
1. La Ley Moral Natural: Una Realidad Innegable
a. La Evidencia de una Moral Universal
A lo largo de la historia y en todas las culturas, encontramos principios éticos comunes:
- No matar inocentes.
- Decir la verdad.
- Proteger a los débiles.
Estas normas no son meras convenciones, sino que surgen de una ley moral natural, un sentido innato de lo bueno y lo malo que trasciende culturas y épocas. Como señaló C.S. Lewis en «Mero Cristianismo»:
«La ley moral no es un invento humano; es más bien como una partitura que hemos encontrado y que intentamos seguir, a veces con mayor o menor acierto.»
b. El Problema del Ateísmo: ¿De Dónde Viene la Moral?
Si el universo es producto del azar ciego (como sostiene el materialismo ateo), entonces nuestras percepciones morales son solo ilusiones generadas por la evolución para favorecer la supervivencia. Pero esto lleva a un callejón sin salida:
- Si la moral es solo bioquímica, entonces Hitler y Madre Teresa actuaron bajo el mismo impulso adaptativo.
- Si el bien y el mal son subjetivos, no hay razón para condenar la crueldad más allá del gusto personal.
El filósofo ateo Friedrich Nietzsche lo entendió bien: sin Dios, la moral es solo «la voluntad de poder». Pero entonces, ¿por qué la mayoría de la humanidad sigue clamando por justicia y compasión?
2. El Relativismo Moral: Una Filosofía Autodestructiva
a. La Paradoja del «No Debes Juzgar»
Los relativistas suelen decir: «No impongas tu moral a los demás». Pero esta misma afirmación es una norma moral que pretenden imponer. Es una contradicción performativa:
- Si nada es objetivamente malo, entonces tampoco lo es «imponer valores».
- Si todo es relativo, entonces el relativismo mismo carece de autoridad.
b. La Moral como Ilusión Útil
Algunos ateos, como Sam Harris, intentan basar la moral en el «bienestar humano». Pero esto solo traslada el problema:
- ¿Por qué deberíamos buscar el bienestar?
- ¿Quién define qué es el «bienestar»? ¿Una mayoría? ¿Una élite?
Sin un estándar objetivo, cualquier sistema ético se reduce a preferencias personales o imposiciones del más fuerte.
3. Solo el Teísmo Explica la Moral Objetiva
a. Dios como Fundamento del Bien
La tradición cristiana sostiene que la moralidad no es una invención humana, sino un reflejo del carácter santo de Dios. Como dice Santo Tomás de Aquino:
«La ley natural no es más que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella conocemos lo que se debe hacer y lo que se debe evitar.»
Esto resuelve el problema del fundamento moral:
- El bien es objetivo porque se basa en la naturaleza misma de Dios (1 Juan 1:5).
- El mal no es una fuerza independiente, sino la corrupción de un bien creado.
b. El Ateísmo No Puede Dar Cuenta del Mal
Si no hay Dios, el «mal» es solo una palabra que usamos para acciones que desaprobamos. Pero entonces:
- ¿Por qué nos indignamos ante la injusticia?
- ¿Por qué hay héroes que dan su vida por otros?
El hecho de que sintamos que algunas acciones son realmente malas (no solo inconvenientes) apunta a una realidad moral trascendente.
Conclusión: La Moral Exige un Legislador Divino
La negación de una moral objetiva conduce al nihilismo o a la tiranía del más fuerte. Solo el teísmo cristiano ofrece una base coherente para:
- La dignidad humana (el hombre hecho a imagen de Dios).
- La justicia universal (Dios como juez supremo).
- El amor como ley suprema (Dios es amor, 1 Juan 4:8).
Como dijo Dostoyevski: «Si Dios no existe, todo está permitido». Pero nuestra conciencia grita que no es así. La moral no es una construcción social; es la voz de Aquel que nos hizo para el bien.
¿Y tú? ¿Vivirás como si el bien y el mal fueran invenciones humanas, o reconocerás que hay una ley escrita en tu corazón?