Los Diez Mandamientos son la ley moral dada por Dios a su pueblo. Son la brújula que nos guía en el camino de la salvación, una norma inmutable que atraviesa los siglos. Pero, ¿dónde aparecen exactamente en la Biblia? ¿Por qué existen diferentes formas de numerarlos? ¿Y cuál es la manera correcta según la Iglesia Católica?
Este artículo responde a estas preguntas de manera profunda, pero accesible, aclarando malentendidos y reforzando la importancia de los Mandamientos en nuestra vida cristiana hoy.
¿Dónde aparecen los Diez Mandamientos en la Biblia?
Los Mandamientos fueron entregados por Dios a Moisés en el monte Sinaí y están registrados en dos pasajes clave del Antiguo Testamento:
- Éxodo 20:1-17
- Deuteronomio 5:4-21
Ambos textos presentan la misma ley divina, aunque con ligeras diferencias de redacción. Moisés, en Deuteronomio, reafirma los Mandamientos para la nueva generación de israelitas antes de entrar en la Tierra Prometida.
Ejemplo de su proclamación en Éxodo:
“Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la tierra de la esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí.” (Éxodo 20:2-3)
Es importante destacar que la Biblia no los numera explícitamente, lo que ha dado lugar a distintas formas de enumerarlos en la historia cristiana.
El Origen y la Historia de su Numeración
Desde los primeros siglos, la Iglesia entendió la importancia de los Diez Mandamientos como una síntesis de la ley moral. Sin embargo, a lo largo de la historia han surgido diferentes formas de numerarlos.
1. La numeración de la Iglesia Católica
La Iglesia sigue la numeración establecida por San Agustín de Hipona (siglo V), basada en la tradición judía. Esta numeración fue adoptada en el Catecismo y ha sido la enseñanza oficial durante siglos.
Según la Iglesia Católica, los Mandamientos se organizan así:
- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
- No tomarás el nombre de Dios en vano.
- Santificarás las fiestas.
- Honrarás a tu padre y a tu madre.
- No matarás.
- No cometerás actos impuros.
- No robarás.
- No darás falso testimonio ni mentirás.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- No codiciarás los bienes ajenos.
2. El error de los protestantes en la numeración
Cuando Martín Lutero rompió con la Iglesia en el siglo XVI, decidió cambiar la numeración de los Mandamientos. Su versión sigue la tradición judía tardía y calvinista, separando el primer Mandamiento en dos y fusionando el noveno y décimo.
Así, los protestantes dividen el Mandamiento sobre la idolatría en dos:
- No tendrás dioses ajenos.
- No te harás imágenes.
Esta interpretación es errónea porque la prohibición de la idolatría forma parte del primer Mandamiento en su totalidad. Además, al fusionar los dos Mandamientos sobre la codicia en uno solo, se pierde la distinción moral entre desear al prójimo de forma impura y desear sus bienes materiales.
¿Por qué es importante esta diferencia?
El cambio protestante en la numeración no es trivial. Al hacer una distinción artificial entre la prohibición de imágenes y la adoración a Dios, muchos grupos evangélicos han desarrollado una visión errónea sobre el uso de imágenes en la fe cristiana.
Los iconoclastas (destructores de imágenes) atacan la veneración de estatuas, cuadros y otros símbolos sagrados, sin entender la diferencia entre veneración y adoración.
La Iglesia Católica siempre ha defendido la enseñanza bíblica de que las imágenes sagradas no son ídolos, sino medios para elevar el alma a Dios. Como lo explica el Concilio de Nicea II (787):
«El honor dado a la imagen se dirige al original.»
La confusión protestante en este punto es un ejemplo de cómo una mala interpretación de la Escritura puede llevar a errores doctrinales.
El Significado Actual de los Mandamientos
Hoy, los Diez Mandamientos siguen siendo la base de la moral cristiana. En un mundo donde el relativismo moral crece, estas leyes nos recuerdan que existe una verdad objetiva establecida por Dios.
Ejemplo de su actualidad
- «No tomarás el nombre de Dios en vano» nos llama a respetar a Dios en un tiempo donde Su Nombre es usado con ligereza o incluso como blasfemia en medios de comunicación y redes sociales.
- «Honrarás a tu padre y a tu madre» nos desafía a valorar la familia en una sociedad que muchas veces la ataca o la desfigura.
- «No cometerás actos impuros» es un recordatorio urgente frente a la hipersexualización de la cultura actual.
Cada Mandamiento es una invitación a vivir en santidad y en comunión con Dios.
Conclusión: Volver a la Ley de Dios
Los Diez Mandamientos no son solo reglas antiguas, sino el camino seguro hacia la felicidad eterna. La Iglesia nos enseña la manera correcta de numerarlos y comprenderlos, en contraste con los errores introducidos por el protestantismo.
En un mundo que ha olvidado a Dios, recordar y vivir los Mandamientos es un acto de amor y fidelidad. Son la clave para construir una sociedad justa y una vida en gracia.
Reflexión final:
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.» (Juan 14:15)
Hoy, más que nunca, estamos llamados a redescubrir la belleza y el poder de la ley de Dios en nuestras vidas. ¿Estamos dispuestos a obedecerla con amor y valentía?