La Revelación Divina: La Verdad Inmutable de Dios en un Mundo en Cambio

En tiempos donde la confusión doctrinal y la relativización de la verdad parecen ganar terreno, es crucial volver a lo esencial: la Revelación Divina. ¿Qué es exactamente? ¿Cómo se ha manifestado a lo largo de la historia? ¿Puede cambiar con el tiempo? Estas preguntas no solo son fundamentales para nuestra fe, sino que nos ayudan a anclar nuestra vida en la verdad eterna de Dios.

¿Qué es la Revelación Divina?

La Revelación Divina es el acto por el cual Dios se da a conocer a la humanidad. No es un simple conjunto de ideas religiosas o una tradición cultural transmitida de generación en generación; es Dios mismo comunicándose con nosotros. Como nos dice la Carta a los Hebreos:

“Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos días, que son los últimos, nos ha hablado por el Hijo” (Heb 1,1-2).

Dios ha hablado y lo ha hecho de manera definitiva en Jesucristo. La Revelación no es un diálogo en evolución ni un cúmulo de ideas que se adaptan a cada época, sino un depósito sagrado de verdad que ha sido entregado a la Iglesia para custodiar y transmitir sin alteración.

Las Dos Fuentes de la Revelación: Escritura y Tradición

La Revelación Divina se nos ha transmitido por dos vías inseparables:

  1. La Sagrada Escritura: La Palabra de Dios escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo, que contiene lo necesario para nuestra salvación.
  2. La Tradición: La transmisión viva de la fe desde los Apóstoles, anterior incluso a la Escritura en algunos aspectos, y que garantiza la correcta interpretación de la misma.

Ambas están íntimamente ligadas y han sido confiadas al Magisterio de la Iglesia, que tiene la misión de custodiar y explicar sin alterar el contenido de la fe.

¿Qué No Es Revelación Divina?

En un mundo donde se habla de «evolución doctrinal» y reinterpretaciones de la fe, es fundamental aclarar qué NO es Revelación Divina:

  1. El Magisterio de la Iglesia no es Revelación en sí misma. Es el órgano encargado de interpretarla y transmitirla con fidelidad, pero no puede inventar nuevas doctrinas.
  2. Las opiniones personales de teólogos, obispos o incluso Papas no constituyen Revelación. Solo cuando el Magisterio enseña de manera definitiva en comunión con la Tradición y la Escritura, estamos ante una enseñanza vinculante.
  3. Las «nuevas revelaciones» privadas no añaden nada al Depósito de la Fe. Pueden ayudar a vivir mejor el Evangelio (como las apariciones marianas aprobadas), pero no pueden modificar lo que ya ha sido revelado.

¿Puede Cambiar la Revelación Divina?

Esta es una pregunta clave en nuestro tiempo. Algunos argumentan que la Iglesia debe «adaptarse a los tiempos» y modificar su doctrina en función de la cultura actual. Sin embargo, esto es un grave error.

Dios es eterno, y su verdad no depende de las modas o corrientes filosóficas de cada época. Como dice el Salmo 119, 89:

«Tu palabra, Señor, es eterna, permanece firme en los cielos.»

Esto no significa que la Iglesia no deba responder a los desafíos del mundo actual, sino que debe hacerlo siempre desde la fidelidad a la Revelación, sin alterar su esencia.

Un Caso Concreto: La Doctrina sobre el Matrimonio y la Familia

Un ejemplo claro de la inmutabilidad de la Revelación lo encontramos en la enseñanza sobre el matrimonio. Desde el Génesis hasta el Nuevo Testamento, la Revelación ha afirmado que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, abierta a la vida y signo del amor de Cristo por su Iglesia.

A pesar de las presiones culturales, la Iglesia no tiene autoridad para cambiar esta enseñanza, porque no es suya, sino de Dios. Como dijo Cristo:

«Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Mt 19,6).

Aquí vemos claramente que la Revelación no es una opinión que puede modificarse, sino una verdad objetiva dada por Dios.

¿Cómo Vivir la Revelación Hoy?

En una sociedad que rechaza las verdades absolutas, ser fieles a la Revelación es un desafío. Sin embargo, es un llamado apasionante que nos hace partícipes del plan divino. Algunas claves para vivir según la Revelación hoy son:

  1. Formarse bien en la fe, estudiando la Escritura, el Catecismo y las enseñanzas del Magisterio.
  2. No dejarse llevar por las corrientes ideológicas que buscan reinterpretar la fe según intereses humanos.
  3. Pedir al Espíritu Santo discernimiento y fidelidad, porque solo con su luz podemos permanecer firmes en la verdad.

Conclusión: Un Ancla en Medio de la Tormenta

La Revelación Divina es el ancla que nos mantiene firmes en medio del relativismo y la confusión. No es una idea humana en evolución, sino la Palabra eterna de Dios, que nos ha sido dada en Cristo y transmitida fielmente por la Iglesia.

En un tiempo en que muchos buscan acomodar la fe a sus propios deseos, recordar que la verdad de Dios no cambia es más necesario que nunca. Como dijo Jesús:

«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24,35).

Vivir según la Revelación es vivir en la verdad, y solo en la verdad encontramos la libertad auténtica.

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Pater noster, qui es in cælis: sanc­ti­ficétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in ten­ta­tiónem; sed líbera nos a malo. Amen.

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