Una luz antigua que brilla con más fuerza que nunca
Introducción: Cuando el mundo moderno tropieza con Santo Tomás
En un mundo donde reina la rapidez, la emotividad y la superficialidad, las grandes verdades parecen haber sido relegadas al desván de los libros polvorientos. Pero allí, entre esas páginas, late aún con fuerza una sabiduría milenaria que no se deja doblegar por el paso del tiempo: la de Santo Tomás de Aquino. Y sin embargo, ¿por qué tantos le temen? ¿Por qué el tomismo, esa forma clara, robusta y profundamente cristiana de pensar, causa tanto rechazo o indiferencia en la cultura actual?
La respuesta no es simple, pero sí necesaria. Comprenderla no solo ilumina el presente, sino que nos proporciona una brújula para navegar en medio de la confusión doctrinal, ética y espiritual de nuestro tiempo. En este artículo te invito a adentrarte en las razones por las cuales el tomismo incomoda, pero también —y sobre todo— en por qué es urgentemente necesario volver a él.
1. ¿Qué es el Tomismo? Una síntesis de fe y razón
El tomismo es la escuela filosófico-teológica fundada sobre las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino (1225–1274), fraile dominico, doctor de la Iglesia y una de las mentes más brillantes de la historia del pensamiento cristiano. Su obra monumental, especialmente la Summa Theologiae, no es simplemente un tratado de teología, sino una cosmovisión coherente donde todo tiene su lugar: Dios, el hombre, la moral, la política, la ley, la gracia, la ciencia, el arte…
La genialidad de Santo Tomás radica en su capacidad para armonizar fe y razón. Con una mente profundamente estructurada, tomó lo mejor de la filosofía clásica —especialmente Aristóteles— y lo bautizó, colocándolo al servicio del Evangelio. En Tomás no hay ruptura entre lo natural y lo sobrenatural, sino continuidad: la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona (gratia non tollit naturam, sed perficit eam).
Esta armonía es justamente lo que choca con el pensamiento moderno, fragmentado, subjetivo y relativista.
2. El mundo moderno: una crisis de razón y verdad
Vivimos en una era en la que el relativismo ha sido elevado a dogma. Ya no se cree en verdades objetivas, sino en «narrativas personales», «experiencias subjetivas» o «emociones validadas». La razón se ha debilitado, la lógica es vista como opresiva, y la teología es descartada como obsoleta. La propia idea de una verdad universal es percibida como autoritaria o intolerante.
El Papa Benedicto XVI alertaba sobre la “dictadura del relativismo” que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus deseos. En este contexto, el tomismo aparece como una voz clara que dice: “Sí, la verdad existe. Sí, podemos conocerla. Sí, esa verdad es Cristo.” (cf. Jn 14,6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”).
3. ¿Por qué asusta el Tomismo?
El tomismo asusta al mundo moderno por al menos cinco grandes razones:
a) Porque es objetivo
El tomismo parte de la convicción de que la realidad es objetiva. Las cosas son lo que son, independientemente de cómo nos sintamos respecto a ellas. La esencia de las cosas no cambia por decreto ideológico o por anhelo emocional. En cambio, el mundo moderno busca moldear la realidad según sus deseos. Esto incluye desde el aborto y la eutanasia, hasta la ideología de género o el transhumanismo. Frente a todo eso, el tomismo responde con una calma pero firme afirmación de la naturaleza.
b) Porque exige disciplina intelectual
El tomismo no es sentimentalismo ni pensamiento superficial. Requiere esfuerzo, orden, rigor y humildad. No basta con “sentir” que algo está bien: hay que conocer, pensar, razonar, distinguir. En un mundo de memes, titulares y TikToks, esta actitud intelectual resulta insoportable para muchos.
c) Porque revela la verdad sobre el hombre
El tomismo afirma que el ser humano no se define por sus emociones, deseos o constructos sociales, sino que tiene una naturaleza dada por Dios. El hombre es una criatura racional, con cuerpo y alma, creado para conocer, amar y servir a Dios. Esta visión va en contra de la antropología moderna que proclama: “eres lo que sientes” o “eres lo que eliges ser”.
d) Porque pone a Dios en el centro
El tomismo no es antropocéntrico, sino teocéntrico. Dios es el principio y fin de todo. Todo tiene sentido en relación a Él. La moral, la política, la educación, la vida… todo debe orientarse hacia el Bien supremo. Esto confronta con el narcisismo actual, que ha hecho del “yo” el centro del universo.
e) Porque no negocia con el error
Santo Tomás es profundamente caritativo, pero nunca condescendiente con el error. Él distingue entre la persona que yerra (a quien ama) y el error mismo (al que combate). Hoy, en cambio, el diálogo muchas veces se entiende como renuncia a la verdad. El tomismo propone un diálogo real: abierto, sí, pero también exigente y ordenado hacia la verdad.
4. El legado actual del Tomismo: más vivo que nunca
A pesar de su aparente “antigüedad”, el tomismo no está muerto. De hecho, está viviendo un resurgir silencioso y poderoso. En seminarios tradicionales, institutos teológicos fieles al Magisterio, universidades católicas y comunidades jóvenes con sed de verdad, se redescubre a Santo Tomás como un guía seguro.
El Concilio Vaticano II mismo lo recomendó con fuerza (cf. Optatam Totius, n. 16), y papas como León XIII, San Juan Pablo II y Benedicto XVI lo han defendido como una columna para la formación católica. La Fides et Ratio de Juan Pablo II es un homenaje profundo al espíritu tomista.
Hoy, especialmente en tiempos de confusión doctrinal y ética, muchos católicos buscan claridad, estabilidad y profundidad. Y encuentran todo eso en el Doctor Angélico.
5. Aplicaciones prácticas del Tomismo en la vida diaria
Podría parecer que el tomismo está reservado para aulas de teología. Nada más lejos de la verdad. Esta visión puede transformar radicalmente tu vida cotidiana:
a) En tu oración
El tomismo te ayuda a comprender quién es Dios: no una fuerza vaga, sino un Ser personal, infinitamente perfecto, acto puro, amor eterno. Esta visión profunda eleva tu oración desde un simple diálogo emocional a una adoración racional y plena.
b) En tu vida moral
Al entender que todo tiene un fin (teleología), el tomismo te enseña que tus actos tienen sentido si se orientan al Bien. Te ayuda a discernir lo correcto con claridad, sin caer en casuismos relativistas.
c) En tu trabajo y decisiones
El tomismo te enseña a ordenar tu vida según la razón iluminada por la fe. Te invita a actuar con prudencia, justicia, fortaleza y templanza: las virtudes cardinales que Santo Tomás desarrolló con brillantez.
d) En tu trato con los demás
El tomismo fomenta la caridad fundada en la verdad. No es una “tolerancia emocional”, sino una auténtica búsqueda del bien del otro, incluso cuando eso exige corrección fraterna o confrontar el error.
6. ¿Cómo empezar a estudiar el Tomismo? Una guía pastoral
Si deseas introducirte en esta escuela, aquí tienes algunos pasos pastorales:
- Empieza por lo básico: Libros como “Suma de Teología para principiantes” de P. Walter Farrell o “La Filosofía de Santo Tomás” de Étienne Gilson.
- Lee con dirección espiritual: Un sacerdote formado en tomismo puede ayudarte a aplicar estas enseñanzas a tu vida real.
- Participa en comunidades católicas tradicionales: Donde el tomismo es vivido, no solo estudiado.
- Reza con Santo Tomás: Su oración ante el Crucifijo antes del estudio es un acto de humildad intelectual muy necesario hoy.
7. Conclusión: Volver a Santo Tomás es volver a Cristo
No se trata de hacer de Santo Tomás un ídolo, sino de reconocer en él un instrumento privilegiado que Dios ha dado a su Iglesia. En él, la luz de la razón y la fe brillan juntas, mostrando el camino que lleva a la Verdad.
En tiempos de oscuridad, el tomismo no es un lujo intelectual, sino una necesidad espiritual. No es una filosofía muerta, sino una herramienta viva que puede ayudarte a conocer más a Dios, amar mejor a los demás y vivir con sabiduría.
Porque como decía Santo Tomás:
“El bien de la persona humana consiste en vivir según la razón.”
(Summa Theologiae, I-II, q. 71, a. 2)
Y eso es precisamente lo que el mundo moderno ha olvidado… y lo que tú puedes recuperar.
¿Te atreves a pensar con claridad? ¿A amar con inteligencia? ¿A vivir con orden y con propósito? Entonces no temas al tomismo. Ábrele la puerta. Porque no es una amenaza… es una promesa.