«Y cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.» (Lucas 2:21)
En medio de las celebraciones del Año Nuevo, con sus brindis, propósitos y festejos, la Iglesia Católica conmemora una fiesta profundamente teológica y a menudo pasada por alto: la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo. Celebrada el 1 de enero, este misterio no solo cumple con la Ley de Moisés, sino que inaugura el derramamiento de la Sangre de Cristo por primera vez, anticipando ya el sacrificio redentor del Calvario.
En un mundo donde lo sagrado es desplazado por lo secular, recuperar el sentido de esta fiesta es un acto de resistencia espiritual. ¿Por qué es tan importante? ¿Qué nos enseña hoy? Vamos a adentrarnos en su origen, su significado bíblico, su desarrollo histórico y su relevancia para el católico del siglo XXI.
I. Origen Bíblico: La Obediencia de Cristo a la Ley
1. El Mandato de la Circuncisión en el Antiguo Pacto
La circuncisión era el signo de la Alianza entre Dios y Abraham (Génesis 17:10-14). Todo varón hebreo debía ser circuncidado al octavo día de su nacimiento, como sello de pertenencia al Pueblo Elegido. Quien no lo cumplía, quedaba excluido de la comunidad (Éxodo 12:48).
2. Jesús, el «Hijo de la Ley», se Sujeta a Ella
Aunque Jesucristo es Dios, se humilla y se somete a las exigencias de la Ley mosaica. San Pablo lo expresa claramente:
«Nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.» (Gálatas 4:4-5)
Este acto de obediencia tiene un doble significado:
- Cumplimiento de la Antigua Alianza: Jesús no abroga la Ley, sino que la perfecciona (Mateo 5:17).
- Primer Derramamiento de Sangre: Su sangre redentora comienza a fluir, prefigurando el sacrificio de la Cruz.
3. La Imposición del Nombre «Jesús»
En la circuncisión, el Niño recibe oficialmente el nombre revelado por el ángel: Jesús (Yeshúa), que significa «Dios salva». Este nombre no es casualidad: es la misión de su vida. Como enseña San Pedro:
«Y en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que debamos salvarnos.» (Hechos 4:12)
II. Historia Litúrgica: ¿Por qué se Celebra el 1 de Enero?
1. La Fiesta en la Iglesia Primitiva
Desde los primeros siglos, la Iglesia conmemoró la Circuncisión del Señor. Los Padres de la Iglesia, como San Agustín y San León Magno, destacaron su importancia como prueba de la humanidad real de Cristo (contra las herejías docetistas que negaban su cuerpo físico).
2. La Octava de Navidad
El 1 de enero cae exactamente ocho días después del Nacimiento de Cristo (25 de diciembre), siguiendo el cálculo bíblico. En el rito romano tradicional, esta fiesta cierra la Octava de Navidad, un tiempo de alegría prolongada.
3. Cambios y Redescubrimientos
En el calendario posconciliar, la fiesta fue renombrada como «Solemnidad de Santa María, Madre de Dios», aunque manteniendo la referencia a la circuncisión en las lecturas. Sin embargo, en el rito tradicional, sigue siendo la Fiesta de la Circuncisión, con un profundo enfoque cristológico.
III. Significado Teológico: Sangre, Alianza y Nueva Vida
1. La Sangre de la Nueva Alianza
La circuncisión prefigura el Bautismo (Colosenses 2:11-12), donde el cristiano es «circuncidado espiritualmente» por el Espíritu Santo. Así como Cristo derramó su sangre en la circuncisión, luego lo hará en la Cruz, sellando la Nueva y Eterna Alianza.
2. La Humildad de Dios
Dios todopoderoso se somete a un rito doloroso. ¡Qué contraste con el mundo actual, donde muchos rechazan cualquier sacrificio! Cristo nos enseña que la obediencia y la humildad son el camino a la gloria.
3. La Verdadera «Circuncisión del Corazón»
El Antiguo Testamento ya hablaba de una circuncisión no solo física, sino espiritual (Deuteronomio 10:16). San Pablo lo retoma:
«Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne, sino que es judío el que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, en el espíritu, no en la letra.» (Romanos 2:28-29)
Hoy, esto se aplica a nosotros: ¿Hemos «circuncidado» nuestro corazón, cortando el pecado y el egoísmo?
IV. Relevancia Actual: ¿Qué nos Dice Hoy esta Fiesta?
1. Contra el Secularismo del Año Nuevo
Mientras el mundo celebra con frivolidad, la Iglesia nos invita a empezar el año con un acto de consagración, recordando que «sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados» (Hebreos 9:22).
2. La Importancia de los Nombres Sagrados
En una época donde se banaliza el nombre de Dios (y hasta el de Jesús), esta fiesta nos recuerda el poder del Santo Nombre, que debe ser invocado con reverencia.
3. La Obediencia como Camino de Santidad
Cristo obedeció desde niño. Hoy, en una cultura de rebeldía y subjetivismo, su ejemplo nos llama a vivir en sumisión a la Ley de Dios y la Santa Madre Iglesia.
Conclusión: Un Misterio para Meditar en el Umbral del Año
La Circuncisión del Señor no es una reliquia del pasado, sino un faro luminoso para nuestro tiempo. Nos recuerda que:
- Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre.
- La salvación viene por su Sangre.
- El año debe comenzar bajo su Santo Nombre.
Este 1 de enero, más que brindis y fuegos artificiales, ofrezcamos a Jesús nuestro corazón circuncidado, libre de pecado, listo para seguirle con fidelidad.
«Señor Jesús, que al derramar tu primera sangre en la circuncisión, iniciaste el camino de nuestra redención, circuncida nuestro corazón para que, libres de todo mal, te sirvamos con amor y fidelidad. Amén.»
¿Te ha gustado este artículo? Compártelo y recuperemos juntos las raíces profundas de nuestra fe.
¿Quieres profundizar más? Te recomendamos:
- «La Infancia de Jesús» de Benedicto XVI
- «El Año Litúrgico» de Dom Prosper Guéranger
- «La Circuncisión y el Bautismo en la Teología de San Pablo»
¡Síguenos para más contenido católico sólido y tradicional!