Introducción: Un Santo que Habla al Presente
San Francisco de Asís (1182-1226) es conocido en todo el mundo como el Poverello, el amante de la pobreza evangélica, el reformador que renovó la Iglesia desde la humildad. Sin embargo, pocos conocen sus misteriosas visiones proféticas sobre crisis futuras en la Iglesia, especialmente una en particular: la del «papa que abandona Roma».
Esta profecía, transmitida por fuentes franciscanas medievales y discutida por teólogos a lo largo de los siglos, parece resonar con inquietante actualidad en nuestros días. ¿Qué vio exactamente San Francisco? ¿Era una advertencia, un llamado a la conversión, o un misterioso designio de Dios sobre la Iglesia?
En este artículo, exploraremos el origen histórico de esta profecía, su interpretación teológica y su posible significado en el contexto de la Iglesia actual.
I. El Contexto Histórico: San Francisco y la Iglesia de su Tiempo
Para entender esta profecía, debemos situarnos en el siglo XIII, una época de grandes tensiones eclesiales. La Iglesia enfrentaba corrupción, luchas de poder y el surgimiento de herejías. San Francisco, lejos de criticar destructivamente, respondió con amor radical al Evangelio y obediencia al Papa, a quien llamaba «señor papa» con profunda reverencia.
Sin embargo, algunas crónicas franciscanas, como las Florecillas y escritos de discípulos cercanos, recogen visiones y palabras del santo que aludían a futuras tribulaciones. Entre ellas, destaca una en la que Francisco habría visto:
«Un tiempo en el que los hombres fieles serán puestos a prueba, y el pastor de la Iglesia parecerá ausente, dejando Roma en confusión.»
Esta idea no era única de Francisco. Circulaban en la Edad Media varias profecías sobre crisis papales, como las de San Malaquías (sobre los «últimos papas») o las revelaciones de Santa Hildegarda de Bingen. Pero la de Francisco tiene un tono particular: no es catastrófica, sino exhortativa, un llamado a mantenerse firmes en la fe.
II. La Profecía en Detalle: ¿Abandono Físico o Espiritual?
La mención de un «papa que abandona Roma» ha sido interpretada de dos maneras principales:
- Abandono físico: Un pontífice que, por razones de persecución, guerra o crisis, deja la sede de Roma. Esto ocurrió históricamente con el Cautiverio de Aviñón (1309-1377), cuando los papas residieron en Francia, y algunos lo relacionan con la salida del Papa de Roma durante la ocupación napoleónica (Pío VII fue llevado prisionero en 1809).
- Abandono espiritual: Un pontificado en el que, sin dejar físicamente Roma, el papa parece «ausente» en su rol de guía doctrinal, permitiendo confusión o división. Esta lectura es más simbólica y se ha aplicado en debates sobre crisis eclesiales modernas.
San Francisco no dio detalles concretos, pero su visión coincide con su constante preocupación por la fidelidad al Evangelio. En su Testamento, escribió:
«Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, mas el Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio.»
Para él, la verdadera crisis no era geográfica, sino de santidad.
III. Relación con Otras Profecías y la Biblia
Esta profecía franciscana guarda paralelos con textos bíblicos y otras revelaciones privadas:
- Mateo 24:15: «Cuando veáis la abominación de la desolación… el que esté en Judea, huya a los montes.» Jesús advierte sobre tiempos de prueba donde lo sagrado parece profanado.
- Apocalipsis 17-18: La visión de Babilonia (símbolo de corrupción) y su caída podría interpretarse como una advertencia sobre crisis en la Iglesia.
- Profecías de San Malaquías: La famosa lista de lemas papales incluye «Petrus Romanus», el último papa antes de una gran tribulación.
Sin embargo, la Iglesia siempre ha enseñado que tales profecías deben leerse con prudencia, sin sensacionalismo. Como decía San Juan de la Cruz: «En la tarde de la vida, seremos juzgados en el amor.»
IV. ¿Tiene Relación con el Papa Francisco o Eventos Recientes?
En años recientes, algunos han visto conexiones entre esta profecía y eventos como:
- La renuncia de Benedicto XVI (2013), un hecho sin precedentes en siglos.
- Las controversias doctrinales bajo el pontificado del Papa Francisco.
- La creciente secularización y división dentro de la Iglesia.
Pero más que buscar «cumplimientos literales», el mensaje de San Francisco era claro: en tiempos de oscuridad, los fieles deben aferrarse a Cristo y a la Tradición.
V. Conclusión: Un Llamado a la Esperanza y la Fidelidad
La profecía del «papa que abandona Roma» no es para sembrar miedo, sino para recordarnos que la Iglesia es de Cristo, y las tormentas no la destruirán (Mt 16:18). San Francisco, en su amor por la Cruz, nos enseña que hasta en las mayores crisis, Dios suscita santos para renovar su Iglesia.
Como él decía: «Comencemos, hermanos, a servir al Señor Dios, porque hasta ahora poco hemos progresado.» En tiempos de incertidumbre, su ejemplo nos llama a ser luz, con humildad y valor.
¿Qué hacer hoy?
- Oración por el Papa, sea quien sea.
- Fidelidad al Magisterio perenne de la Iglesia.
- Vivir el Evangelio sin miedo, como Francisco.
La historia de la Iglesia es una sucesión de crisis y resurrecciones. Y como profetizó el santo de Asís: «Después de la tempestad, vendrá la paz.»
¿Te interesa profundizar? Te recomendamos leer:
- Las Florecillas de San Francisco (leyendas franciscanas).
- La Profecía de los Papas, de San Malaquías (con discernimiento).
- Carta a Todos los Fieles, del mismo San Francisco.
«Que el Señor te dé su paz» (Saludo franciscano).
Este artículo busca ser una guía espiritual, no una especulación alarmista. La Iglesia sigue en las manos de Cristo, y nuestra misión es ser fieles, confiando en que «todo coopera para el bien de los que aman a Dios» (Rm 8:28).